5. GUÍA TURÍSTICA

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GIOVANNI RUGGIERO

¡Qué diablos te pasa! —mi hermana me había seguido fuera de la habitación

No me levantes el tono, Giuditta —sentencié continué de igual forma en italiano

Entonces explícame ¿por qué te comportas como un idiota con ella?

No me estoy comportando como ningún idiota, me parece absurdo toda esa historia de mierda, donde conoce a un extraño y decide irse a vivir con él... —me encontraba realmente frustrado sin tener una razón

No somos nadie para juzgar... —el tono de voz de Giuditta era más bajo esta vez, pero mantenía su rudeza—, ¿qué debió haber hecho? ¿quedarse allí

—Primero que nada, debió organizar su vida mejor, no tomar un vuelo y cagarla. Deja de hacer obras de caridad Giuditta, deberían madurar ya —mi voz salió con más volumen del que esperaba

Levanté la mirada y maldije dentro de mi por haber decidido de último momento cambiar el idioma español. Ginevra estaba de pie, bajo el marco de la puerta, con los ojos brillosos viendo en nuestra dirección. Detrás de ella estaba Enzo sirviéndole de apoyo, se veía algo débil todavía.

—Váyanse —el contacto visual se rompió, bajo la mirada a sus antebrazos donde tenía las agujas por donde le administraban sueros y analgésicos, acto seguido los arrancó, zafándose de las manos de Enzo quien me veía con desaprobación

—Gine... —mi hermana se giro y se acercó a pasos apresurados

—Váyanse —todo su cuerpo estaba tenso

—No te dejaré aquí sola, vamos, quiero ayudarte —esta vez la voz de Giuditta se quebró, pero no fue hasta encontrarme de nuevo con la mirada de Ginevra cuando me sentí un verdadero imbécil

—No necesito de su caridad —sus lágrimas lograron escapar, entró a la habitación y realmente quería decirle algo, pero ¿qué?

—No puedes irte todavía —escuché a Enzo—, vamos, esto no es caridad. No le prestes atención a este idiota

—Puedes tener efectos colaterales, Ginevra...

—¡Estoy cansada! —la escuché gritar y decidí entrar— ¡váyanse! ¡sigan su vida!

—No puedes irte —aguanté la respiración y vi como mis hermanos me veían con ganas de cortarme la cabeza

—Vete —masculló Ginevra pero no me moví— fuera de aquí —dijo mientras caminaba en mi dirección, sus manos temblaban, el color de su piel se había ido, sus labios estaban del color de una hoja de papel, algo andaba mal y ella no podía irse

¿CÓMO SE TRADUCE EL AMOR? | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora