Imagina que te encuentras en un limbo emocional, lleno de dudas, lágrimas y vacío sin respuestas y recibes un llamado desde otro continente para anunciar la muerte trágica de un ser querido...
Imagina que la pérdida de tus padres, no solo traería so...
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GINEVRA AVOLA
—Dios... si de verdad estás aquí... dame la voluntad para —aún de rodillas en medio de las pierdas, con lágrimas cayendo por mis mejillas y mi mirada en el cristal
—Lo siento... —levanté la cabeza rápidamente y miré por encima de mi hombro mientras todos mis músculos se tensaban— mi mundo es una mierda, pero nunca querría que vivieras lo que estas viviendo
Volví mi atención al arma que tenía en mis manos y el dolor físico comenzó a apoderarse de mí. Comencé a hacer conciencia sobre todas las heridas que tenía, quemaban como una llama directa en la piel
—Mis hombres están rodeando tu casa en Venezuela, solo necesito que regresemos, hay que curar esas heridas... tu familia estará bien...
Bien...
Nada estaría bien
Los destellos de luz se habían esfumado junto con la vida de mi padre
Todo lo que había estado viviendo me golpeó nuevamente. Y sentí que ya no me quedaba ni un gramo de fuerza para soportarlo. Vacié mis pulmones en un grito ahogado y todo lo que había intentado manejar brotó sin poder retenerlo. Mis miedos, las perdidas, el dolor, la tristeza... el pánico. Estaba sola, en un lugar que no conocía, con un idioma que no manejaba bien, en medio de una guerra de la mafia, donde era un peón, para formar parte de la primera línea de fuego... carne de cañón.
No me di de cuenta que me estaba costando respirar, que estaba bloqueada, hasta que escuché nuevamente la voz de Giovanni, quien se encontraba en cuclillas frente a mí.
—Respira... oye... —tomo la mano en la que estaba el cristal y la abrió suavemente, retirando el fragmento de espejo, mientras la sangre goteaba—, necesito que respires...
Mi mundo se estaba cayendo a pedazos
—Dejaré que te quiebres, que la oscuridad te arrope, pero prometo que haré que te conviertas en un maldito huracán y destroces todo lo que intentó destruirte en algún momento... y si por alguna razón no consigues esa fuerza, que estoy seguro que tienes, esperaré tu permiso para ser yo quien tome esa venganza por ti... pero por ahora necesito que respires, toma aire...
Intenté ponerme de pie y una punzada sorda atravesó mi cuerpo dejándome débil. Caí de nuevo de rodillas, sin ganas de moverme de nuevo, deseando que la muerte decidiera que era un buen momento para aparecer.
—Te ayudaré— Giovanni era un hombre hermoso, con una vibra espeluznante, pero absorbente. Desde que coincidimos sus murallas habían estado arriba, su fortaleza era ser callado, pero tenaz, su mirada mortal invadía cada espacio donde se encontraba, haciendo girar a cualquiera a su paso. Pero ahora, ahora solo estaba siendo un hombre guapo, un caballero ayudando a la chica vuelta añicos.