Imagina que te encuentras en un limbo emocional, lleno de dudas, lágrimas y vacío sin respuestas y recibes un llamado desde otro continente para anunciar la muerte trágica de un ser querido...
Imagina que la pérdida de tus padres, no solo traería so...
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SKÖLL
—Logré captar la señal —escuché a Hati
—¿Dónde? —preguntó Fabio por el equipo que nos mantenía conectados
—Tienen un sótano, bordeando el ala izquierda de la mansión, a unos cuatro metros de donde se encuentra una furgoneta
Los chicos se fueron y nosotros tomamos el camino que nos había indicado el turco
—Los rusos ya terminaron, van en camino al edificio
—¿Cuánto nos falta? —pregunté al no poder orientarme entre tantos arbustos
—Tienen la furgoneta justo en frente
Aceleramos el paso, Fabio empuño su arma y por primera vez en mucho tiempo yo tomé una en mis manos. No es que no las usara, pero me había acostumbrado a que era mi vida la que estaba en riesgo, por ende podía defenderme cuerpo a cuerpo. No podía hacer esto esta vez, era mi hijo el que estaba en riesgo, no iba siquiera a pensarlo, mataría a mil kilómetros de distancia.
—Está abierta —susurró Fabio abriendo la puerta de Hati nos había indicado
Bajamos las escaleras con cautela, todo estaba entre sombras, no había una buena iluminación, olía a humedad, sangre y muerte. Este era el típico lugar de ajuste de cuentas o de infundir miedo en cualquier organización.
—El lugar no cuenta con buena señal, estoy intentando no perder el contacto con ustedes
—Dile a Mikhail que venga de inmediato —Fabio volteó a verme un poco confundido
—Necesitamos apoyo —¿para qué? no tenía la menor idea, creo que era más un apoyo moral para mí
—Voy a contactarlo —respondió Hati
Y justo cuando logramos dar un paso más, un quejido retumbó en el aire y mi corazón se paralizó
—Georgie —era la voz de un niño... era su voz—, no te muevas yo te sacaré de aquí
—Vete, sal de aquí rápido, no te preocupes por mí —su guardaespaldas estaba con vida eso era otro punto a favor
Corrimos en la dirección de las voces y creo que nunca hubiese estado preparado para la escena que me iba tocar ver.
El que creo era Giorgio estaba tirado con sus manos en el abdomen cubriendo lo que claramente era una herida de bala, mi escaneo rápido determinó un cuarenta por ciento, estaba pálido, algo sudoroso y por el charco de sangre necesitábamos sacarlo rápidamente de allí. Luego estaba un cuerpo sin vida, completamente magullado, con lo que serían restos de carne humana alrededor, ese hombre realmente se las vió fatal, no había un solo lugar de su cuerpo que no estuviese completamente cortado, herido, desgarrado y por último, mi hijo, con una navaja en la mano, cubierto de sangre que no me permitía distinguir si era de él, del guardaespaldas o del cadáver.