Imagina que te encuentras en un limbo emocional, lleno de dudas, lágrimas y vacío sin respuestas y recibes un llamado desde otro continente para anunciar la muerte trágica de un ser querido...
Imagina que la pérdida de tus padres, no solo traería so...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
GIOVANNI RUGGIERO
—Dubois está aquí, así que debo reunirme con él
—¿Cuándo será el encuentro? —preguntó Enzo sin prestar mucha atención
—En unos 40 minutos —sabía lo que pensaría ante mi siguiente declaración, así que tomé un minuto y lo solté—, le pediré a Gin que me acompañe
Volteo de prisa y su mirada reflejaba curiosidad —¿A Gin?
—Sí... ¿pasa algo? —ataqué intentando no poner en evidencia ningún atisbo de sentimientos
¿Sentimientos?
¿Cuáles?
Solo quiero ayudarla... no es que sienta algo por ella
—La verdad es que no... no pasa nada. Pero, no creo que sea lo más conveniente —Enzo tenía razón, la falsa paz que habíamos obtenido desde lo de Luca, solo podía significar que algo se venía pronto
—No puedo dejarla aquí... además ustedes dijeron que ella debía salir...
—Pero a un viaje... no a un día de negocios aburridos contigo...
—No será aburrido, iremos a uno de mis clubes, hablaremos con Dubois allí y servirá de distracción para Gin
Por su puesto que no era un mal plan
Trabajaría y al mismo tiempo le ofrecería un día diferente a Gin
Perdón, Ginevra...
—Iré contigo... mantendré distancia, lo prometo —respondió Enzo
—No es necesario...
—Tu mente se bloquea cuando ella esta cerca... te vuelves más idiota de lo normal, así que sí... iré contigo, seré tu sombra, ni me notarás -quería golpearle el rostro
—Iré a buscarla a su habitación, tú busca algunas armas, avisa que salimos en diez
—Entonces... ¿si aceptas que te trae loco? —soltó una carcajada
—Si quieres conservar tu rostro... mejor cállate de una buena vez
—Vale, vale, pero cuanta agresividad...
GINEVRA AVOLA
—Adelante —solté, mientras alisaba mi vestido con las manos algo nerviosa
—Ya es hora... —hizo una pausa y su mirada recorrió mi atuendo— estas... estas...
—¿Me cambio? Porque también creo que es mucho... Giuditta me lo trajo y no sé... —solté nerviosa