Hora de la verdad

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El jefe Jihoo está pasando la noche en la orilla de un lago donde suele ir a pescar. Su pequeña tienda, el fuego de una fogata y un tazón de fideos calientes intentan darle un poco de paz a su alma llena de dolor y odio.

Desde que su hijo murió nada es lo mismo, nada parece tener sentido. Y ahora a pesar de que su asesino también ha muerto, comprende que el dolor no disminuye, ni la paz ha llegado.

Su solitaria estadía, de pronto es interrumpida por la llegada de un automóvil del cual se baja el Fiscal Jackson vestido de forma elegante.

— Jihoo. — saluda el fiscal al observarlo.

— ¿Que hace usted aquí? — pregunta sorprendido.

— Sabia que este es uno de sus lugares favoritos para reflexionar, además, después de lo que hizo era lo necesario ¿No cree?

Jihoo se queda en silencio dirigiendo la mirada a su pequeña fogata.

— Mandar a matar al asesino de su hijo ¿Lo hizo feliz? ¿Siente paz? — Jihoo no se sorprende demasiado por la acusación, quizá fue demasiado obvio al remitir el caso como suicidio y no permitir autopsias. Está consiente de lo decepcionado que el inspector Jeon, a quien realmente aprecia, debe estar.

Al ver que no hay ninguna respuesta del jefe... Jackson continúa.

— No se sienta avergonzado, lo entiendo mucho mejor de lo que piensa. Se el dolor que pasó, se de la sed de venganza, pero creo que dirigió mal su objetivo.

— ¿De que hablas?

— Jihoo... Quizá quiera oír mi pequeña historia, podríamos sentir empatía por el otro... — Jackson se acomoda en una silla frente al jefe recibiendo más el calor de la fogata. — Hace años asesinaron a mi esposa... — el fiscal empieza pareciendo calmado al recordar una situación tan dolorosa — Yo la amaba tanto ¿Sabe? Estuvo conmigo siempre, apoyándome... pero un infeliz aficionado a matar me la arrebato. Fueron días horriblemente difíciles. No podía encontrar consuelo, así que creí que perdonar era lo mejor. Visite al asesino de mi esposa en prisión... ¿Sabe que pensé encontrar? A un hombre ojeroso, sin ilusiones, consumido por la cárcel. Alguien lleno de dolor, como lo estaba yo.... Pero no... no fue así.

Jackson para por breves segundos, no intenta controlar sus emociones, eso ya lo ha aprendido bien... Sabe perfectamente que llorar no sirve de nada.

— Cuando lo ví... Se veía alegre, ¡Feliz! Lleno de salud y vitalidad... Se atrevió a sonreírme y a mirarme altivo, como si él no me hubiera quitado lo más valioso para mí... Irónico ¿No cree? Él era el asesino y yo me sentía culpable... En ese momento entendí algo... nuestro sistema judicial solo aísla a un criminal pero en realidad no lo castiga.

Jihoo entiende de que habla el fiscal, él sintió lo mismo cuando vio al asesino de su hijo parecer tan feliz viviendo bien en prisión... Ese no era realmente un castigo.

— Si el sistema judicial no los castiga... Lo hago yo. — Jackson lo dice con una amplia sonrisa, que a Jihoo le da escalofríos. — Ya se lo que está pensando... que matarlos es el castigo ¿Cómo lo mando hacer usted? Pero no... Se equivoca totalmente... Asesinarlos es demasiado facil, eso no les da dolor... ¿Sabe cómo sufren? — pregunta Jackson pareciendo feliz. — Quitándoles algo que quieren, haciendo que sientan el mismo dolor... Si Jefe Jihoo, quitandoles a los suyos...

— ¿Que estás diciendo? — cuestiona Jihoo...

— Mate a la esposa del asesino de la mía... Le quite lo que él quería... Ese fue su castigo y lo confirme cuando volví a la cárcel a verlo y descubrí su rostro con un aura de infinita tristeza, con marcas de sus intentos de quitarse la vida. Eso era lo que yo deseaba... Que sufriera, como yo lo hice. Así es como se castiga a un criminal Jefe ¿Que le parece?

𝙂𝙤𝙤𝙙 𝙆𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora