Tratos

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— Hey tú... si tú, el del uniforme. — bromea el alfa ubicado en uno de los asientos de un bus al cual le ordenaron subirse desde la cárcel. — ¿A dónde demonios vamos? — añade mirando por las ventanas el desconocido paisaje. Dos policías lo acompañan en el viaje, separados por un cerramiento de seguridad dentro del autobús. Los uniformados lo observan, pero no responden nada. Son conscientes que están trasladando a uno de los presos más peligrosos del país y recibieron órdenes de ser sigilosos y discretos hasta llegar al lugar. — Nadie me aviso de ningún traslado... ¿Ni siquiera a eso tengo derecho? Al final de cuentas soy un humilde ser humano. — exclama riendo.

Aunque en realidad esta ofuscado por ser ignorado de esa manera y porque no conoce que pretenden hacer con él.

Unos momentos después uno de los uniformados, abre el cerramiento y saca una bolsa que contiene una muda de ropa. Sin previo aviso se la lanza y Namjoon se esquiva fastidiado.

— Cámbiate. — ordena el policía sin añadir nada más. Se acerca un poco y saca un juego de llaves para abrir las esposas que retienen las manos del criminal. En cuanto es liberado, con suma fuerza, toma al policía del cuello y lo atrae hasta hablarle al oído.

— No me gusta que me ignoren ¿sabes? No vuelvas a hacerlo o te aseguro que te irá muy mal. — susurra con malicia y burla. El policía se separa asustado y vuelve a cerrar enseguida para regresar con su compañero. — Ustedes muchachos, me ponen de mal humor. — exclama riendo. Con ese rostro y esa sonrisa que muchos calificarían como tierna, nadie pensaría que Kim Namjoon es uno de los criminales más temidos. Durante años fue un perfecto y astuto asesino a sueldo con un pasado desconocido y el misterio por haberse entregado solo. — ¿Ropa de civil? Espera... ¿van a liberarme? Oh no... ya han pasado 24 años y ni cuenta me di. — menciona entre risas con un elevado tono de sarcasmo. En realidad, está intrigado ¿Por qué vestirlo de civil? ¿A dónde lo están llevando?

Desde otro punto del país, pero con rumbo al mismo destino, una situación similar sucede. Yoongi está concentrado en los paisajes que le muestra el camino que recorre, enseguida a sus pensamientos llegan recuerdos de la niñez, obras de arte o simplemente él.

— ¿A dónde me llevan? — cuestiona el alfa con un profundo acento. Por supuesto no obtiene respuestas, sólo risas de los uniformados que lo custodian. Se fastidia, pero no pierde su aparente calma y hasta elegancia, solo vuelve a concentrarse en sus recuerdos. Pasan un par de horas hasta que el autobús se detiene en lo que parece un lugar bastante alejado. Min siente a su lobo alertarse un poco, pero claro, nada comparado al miedo. Ha vivido demasiadas cosas, ha visto morir a demasiada gente, él mismo ha matado a tantas otras, que el miedo se convierte en una cuestión rutinaria que pierde el efecto que tendría en otras personas.

La situación también se repite, uno de los uniformados se acerca a retirarle las esposas y Yoongi hace un gesto que cualquiera tomaría como agradecimiento, aunque en realidad sea de burla.

— Colócate esto y baja. — menciona el policía. El alfa enarca una ceja dudando, abre la bolsa y observa unos pantalones de mezclilla, una camiseta blanca y un saco.

— Ropa de civil. — murmura para si mismo, mientras mira el uniforme naranja que lo ha acompañado los últimos tiempos. No entiende que sucede, pero comprende que no lo descubrirá si no hace lo que le ordenan.

Cuando termina de cambiarse, uno de los uniformados le abre la puerta del autobús sin decir media palabra.

Yoongi se baja y enseguida siente los intensos rayos del sol molestar su rostro, se cubre un poco con su brazo unos segundos antes de mirar alrededor. Para su sorpresa, hay otro autobús frente a él del cual acaba de bajarse un joven alfa que lo mira curioso. De pronto los dos observan como los policías ingresan nuevamente a cada autobús, para marcharse, dejándolos a ellos en medio de la nada.

𝙂𝙤𝙤𝙙 𝙆𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧𝙨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora