( 🌓 ) why don't I go?

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Luego de haber hecho aquel silbido para separar a dos hijos de los dioses mas dramáticos del mundo griego, me quede agotada

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Luego de haber hecho aquel silbido para separar a dos hijos de los dioses mas dramáticos del mundo griego, me quede agotada.

Mientras Percy y Grover llevaban a la momia a su "casita", mis compañeras estaban controlando que no me cayera entre tanto caminaba hasta nuestra cabaña. Necesitaba una buena ducha caliente, comida y dormir unas horas, urgente, pero sabia que eso no lo podía hacer ahora.

—¿Que te dijimos de hacer esas cosas? —me regaño Nancy, la cual me estaba dando de comer, mientras yo estaba acostada en mi cama.

—No sabia que me iba a agotar tanto.

—No lo haces hace años, Lexa. ¿Que esperabas? —esta vez fue Zoë la que me
regaño.

—Si Thalia llegaba a darle otro rayo a ese chico, mi misión de mantenerlo vivo no iba a dudar mucho tiempo.

—No puedo creer que Artemisa te haya dicho que lo tienes que cuidar. Ni que fueras su madre.

—Palabra de Artemisa, es palabra de Artemisa. No puedo no hacerle caso. Y mucho menos ahora.

Me quede acostada por unos diez minutos mas, en los cuales me había quedado dormida, pero un golpe a la puerta de nuestra cabaña, me levanto. Me di cuenta en ese momento que tenia una venda en la pierna derecha y una mas pequeña en la muñeca izquierda, donde los hermanos Stoll me habían dado un tajo con sus espadas. Ellos no pudieron contra mi, pero yo contra ellos si.

Nancy fue a abrir la puerta para dejar ver que había sido Thalia la que había golpeado.

—¿Necesitas algo? —le preguntó mi amiga de no muy bueno humor.

—Perdón por molestarlas, pero Quirón me pidió que Zoë y Alexandra vayan a la sala de juego —comento con sus mejillas rojas—. Dioniso ha convocado un consejo de los líderes de cada cabaña para analizar la profecía, y a ustedes.

—Ahora iremos —le dijo Zoë apareciendo detrás de Nancy.

Thalia se limito a darme una mirada de preocupación al verme así y se fue. Yo me levante de la cama con un poco de dolor y me puse uno de mis abrigos con capucha para salir de la cabaña con Zoë a mi lado.

—No digas nada tonto —le dije mientras íbamos hacia la sala de juego. Sabia que era muy capaz de hacer que nos maten por decir algo indebido.

—Tengo todo bajo control.

El consejo se celebró alrededor de la mesa de ping pong. Dioniso hizo una seña y surgieron bolsas de nachos y galletitas saladas y unas cuantas botellas de vino tinto. Quirón tuvo que recordarle que el vino iba contra las restricciones que le habían impuesto, y que la mayoría de nosotros éramos menores. El señor Dionisio suspiró. Chasqueó los dedos y el vino se transformó en Coca Diet. Nadie la probó tampoco.

Dionisio y Quirón –ahora en sillas de ruedas– se sentaron en un extremo de la mesa. Nosotras dos ocupamos el otro extremo. Thalia, Grover y Percy se sentaron en el lado derecho y los demás lideres, en el izquierdo.

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