The warrior

( 🌓 ) the Jackson's adopt me

No podía creer que era lo que estaba haciendo. Me encontraba en mi ex cabaña, totalmente sola, agarrando mis pocas pertenencias porque al idiota de Percy Jackson se le había cruzado por la cabeza que yo fuera a su casa, y no solo a acompañarlo, sino a vivir con el por este año. Y yo como toda tarada le dije que si.

Porque solo tenia dos opciones, o quedarme en el campamento en la cabaña número 7, la de mi padre. O irme con Percy aunque fuera prácticamente una locura. Yo le había advertido sobre que yo podría ocasionar un desastre en su casa, pero no le importo nada, el solo quería que yo fuera con él.

Así que acepte.

Me colgué mi mochila al hombro y salí, aunque no sin antes mirar detrás de mi lo que fue en un momento una vida para mi. Miles de pensamientos se me atravesaron por la cabeza y en todos estaba ella, mi Zoë. Todos los momentos hermosos y peligrosos que habíamos pasado juntas, las peleas, las ocasiones donde nos pedíamos perdón al mismo tiempo y terminábamos riéndonos por lo ocurrido, las salidas nocturnas, cuando me contaba sobre sus misiones pasadas con Artemisa, cuando me ayudaba con mis pesadillas y se quedaba durmiendo a mi lado para protegerme, la primera vez que me enseño a usar el arco y flecha, nuestra primera misión juntas, cuando se entero sobre mi profecía y desde allí nunca se alejo de mi para cuidarme, y por ultimo, nuestra ultima misión juntas, junto con nuestro ultimo te amo.

Contuve las lagrimas para que Percy no viera que estuve pensando en todo ello y no me preguntase como estaba. No quería que nadie sintiera lastima por mi. Saque con brusquedad los rastros de lagrimas y salí de la cabaña. Iba a extrañar todo eso.

Percy se encontraba esperándome en las escaleras mientras miraba todo a su alrededor, como todos los campistas se preparaban para irse a sus casas con sus respectivas familias, o lo que ellos tenían como familia.

Su cabello estaba totalmente descontrolado por el viento que había, su piel bronceada no se iba nunca, estábamos cercanos a navidad y este chico todavía estaría bronceado y eso hacia que sus ojos aguamarina brillaran, él te podía hipnotizar con su mirada con tan solo mirarte unos segundos. Tenia un buzo azul, lo mas probable es que este chico tenga como unos quince buzos de aquel color, unos jeans negros y en su mano una gorra negra que utilizaba para disimular lo desordenado que estaba su cabello.

Me agarro viéndolo desprevenido y tuve que disimular el hecho de que mis mejillas se estaban tornando rojas.

Baje rápidamente las escaleras de la cabaña y me puse a su lado.

—¿Qué se supone que tenemos que hacer ahora? —le pregunte mirando por ultima vez la cabaña de Artemisa. La extrañaría con toda mi alma.

—Saludemos a Quirón y luego vayamos con Argos para que nos lleve a la ciudad.

Eso hicimos. Nos dirigimos a la Casa Grande a saludar al centauro.

—Nos vemos el año que viene, Quirón —le dijo Percy en el momento que este lo estaba abrazando. Él amaba a Percy.