El parque

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Mi teléfono vibro en la mesa de noche al lado de mi cama.

3:37 AM

Mensaje nuevo: A.

"Estoy abajo"

¿Qué?

Asome mi cabeza por la ventana y con mis labios mutise un: "¿¡Estas loca?!"

Y ella respondió entre labios "Baja"

Y baje.

Por que son las cosas que hace un loco enamorado.

Al bajar, abrí la puerta del departamento despacio para no despertar a los vecinos.

-Buenas noches bella durmiente.

-A las tres de la mañana hasta la bruja.

-¿Vamos al parque?

-¿Estas loca?

-Por ti.

Y no supe que decir.
Y como no supe que decir.
La bese.
Y ella me devolvió el beso,
Entonces,
Nos besamos.

Caminamos hasta el parque en silencio agarradas de mano.

Nos sentamos en un banco, y ya por fin pregunte:

-¿Que quieres que sales tan tarde a buscarme?

-Follar.

-Me lo imagine- reí- ¿Por qué no subiste al depa entonces?

-Por quiero follar, pero en el parque.

-¿¡ESTAS LOCA?!

-¿Cuantas veces haz dicho eso en la noche?

-Y no se cuantas más lo diré.

-Please..- me miró con ojos de cachorro mientras paseaba una de sus manos por mi muslo interno. Por que solo tenia un short de pijama.

Y abri más las piernas.

Y ella acepto la invitación.

L era lo que en Europa le llamaban una morena con ojos abismales. Una morena de ojos miel, piel mestiza y cintura de culebra. Una mujer que sin importar su estatura con facilidad te hacia sentir por debajo de sus talones.

Queriendo, o en ocasiones sin querer.

"Pero créanme, creo que una de mis adicciones más masoquistas eran ellos; sus ojos. Por que sabia que me ponían de mil formas, sabía que podría perderme en ellos. Pero aun así recorría mil mares por encontrarlos. Sin importar que no fuesen míos, ni que lo fueran a ser.

Por que así es el humano,
Codicioso, egoísta,
Y mañoso."

Sentí uno de sus dedos encontrar espacio para entrar por mis plieges.
Y un jadeo salio de mis labios.

-¿Y si nos ven?- susurre.

-Que disfruten el porno gratis.

Y entro uno.

Sin siquiera darme cuenta me sento encima de ella en la banca. Dejando el dedo dentro. Y a su vez, entrado otro.

Con sus dos dedos del medio dentro de mi, encorbe mi espalda para sentirlos mejor, y termine de mover mi braga para que no se sumase a mi short y tuviese ella facilidad de entrar y salir de mi.

No tarde mucho. Ella me conocía.
Para bien, o mal. Me conocía.
No solo mi cuerpo, como me gustaba ser tratada. Si no mi alma, como vibraba y como se conectaba con la de ella.

Sabía dónde y cómo tomarme para que no tardace 10 minutos en el acto.

Un punto g dentro de mi.
Me toco ahí.

Y ahí, en un parque, a las casi cuatro de la mañana. Como muchas otras madrugadas, me entregué a ella.
En cuerpo, y alma.

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