Escaparse de la realidad

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Recuerdo que en los 2000 las cosas eran totalmente diferentes. Estudiaba aún, mis padres eran distantes, pero económicamente presentes. Viviendo en New York, no era muy variado lo que hacía. En la high school, era lo típico.

Justo como se destaca en Netflix, todo se separaba por grupos, las lindas, las feas, las freakes, los guapos, los bravucónes. Ya saben. Y del otro lado, estábamos nosotras, las fumadoras de mariguana compulsivas, las homosexuales, y almas libres.

Un sábado, de esos tantos, recuerdo que..

Llamada entrante: Lia

-hey, que haces?

-Hola, nada. Aburrida, sin mis padres en casa, y sin ganas de fumarme uno. Por?

-Nos vamos a nuestro lugar?

-Pasas por mi?

-Si, en cinco.

-Esta bien.

Y colgué.

Así era, ella era lia. Mi novia, que en esos tiempos, creía solo una amiga. Lo que no sabía, era que hacíamos todo lo que un par de novias.

Me puse unos pantalones campanas, un top que yo misma hice, una tote bag pintada por mi, metí la hierva, mi teléfono, mis auriculares, y dinero por si las moscas.

Y así fue, en cinco escuche la camioneta de el hermano mayor de Lia.

Baje, abrí la puerta de la camioneta, y subí de copiloto.

-Hola- la salude, y ella me devolvió el saludo con un beso. A lo cual yo reaccione mirando a ambos lados en la calle- cuidado si nos ven.

-Ya, ya- me calmo.

Tomamos rumbo a nuestro lugar, que en realidad era una casa de madera frente al lago que nos arrentaba un vagabundo por tres dólares.

Al llegar, entramos, dejamos todo en el piso, y ella enrolo el porro.

Lo prendió, calo el humo, y me lo dejo caer en la cara. Y así empezó todo.

Me pasaba el humo, yo fumaba, calada tras calada dejé de sentir. Solo la veía a ella, sus precisos ojos verdes, sus pecas en la cara, sus pestañas largas. Su cabello marrón recogido en una cola.

Todo se veía indiferente a ella. Sólo la veía a ella.

Sus labios contra los míos, sus manos ágiles quitando mis pantalones campana.

Se deciso de su cola de caballo, dejó caer su pelo a sus hombros.

Yo me decise de mi top, y mi bra. Dejando al aire mis pechos. Los cuales ella miro con hambre.

Se entró uno a la boca. Y yo alucine. Se sentía increíble, no sabía ya si era que estaba hight o si de verdad se sentía así.

Pude sentir cosquillas en mi abdomen, pero verla a ella desnuda me produjo una incomodidad. No a mi, a mi vagina. La cual sentí.. ¿humeda? Que era eso?..

El juego de ella con mis pechos se detuvo cuando bajo a quitar mis pantalones. No se que quería, pero tenía como la necesidad de sentirla más.

Cuando bajo mis pantalones, y bajo mis bragas, me sentí libre. Ella me apoyo contra la pared, y subió uno de mis pies en su hombro. Con dos dedos abrió mis pliegues, y paso su lengua. Y una corriente paso por mi espalda. Haciendome herguirme, y volver a sentir mi botón contra su lengua. Contra la pared, no hacían salir más que gemidos, que más que ser de dolor eran como de placer. Pensaba la inocente yo de ese entonces.

Pasaban los minutos, y lo que creía yo se acumulaba en mi vientre, se hizo demasiado y no lo pude contraer más. Me dejé correr, y sentí de mis muslos caer algo. Era blanco, y pesado. Parecido al yogurt.

No estaba lucida aún, sentí que me iba a caer, y ella casi tan drogada como yo, me retuvo.

Y así fue como la joven yo perdió su "virginidad" con una mujer. Y empezó su vida lesbica.

 Y empezó su vida lesbica

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