Llaman de hotelería

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Sacando un vino de la nevera de la habitación del hotel, llame a mi mujer para que saliesemos a tomarnoslo para el balcón.

Sali de la habitación, encontrándola allí donde indique. Serví una copa de vino tinto para ambas, y ella gustosa recibió su copa con una sonrisa.

-Gracias preciosa.

Siempre me había gustado que me llamase preciosa. Para mi esa palabra estaba llena de significado. No era un simple "Linda" era preciosa. Como precisada, preciada, amada, querida.

La luna iluminaba la noche, la playa hacia eco, y las palmeras bailaban al ritmo de la brisa del mar.

Su cobrizo pelo bailaba al compás de las palmeras, y sus ojos celestes brillaban más que nunca.

Decidí casarme con ella por que el amor para mi es ella, estar enamorada de ella me hacia quien era, feliz. Me hacía quien quería ser, una mujer valiente. De ser quien es, de amar a quien ama. De salir a la calle y no importarle si una señora de 80 años les gritaba por agarrarse la mano. Todo eso le enseñó su amor.

-De nada amor.

Con la calma de la noche decidieron tomarse el vino. Con cómplices moradas de por medio, y una misión por cumplir.

La pelirroja sacó un cigarro de su bolsillo, y su esposa un mechero, con cual encendió el cigarro.

Esa llama, era muy parecida a la cual encendía aquella fémina en esta que cuento, la hacia sentir ese calor en el vientre, en el pecho, y en la cabeza. Y sobretodo, la llenaba de ese calor.

La pelirroja calo del cigarro, dejando salir de sus pulmones el humo. Un humo con olor no tan singular. Ya que era hierva feliz.

La pelirroja se sentó en el regazo de su mujer, calando y soltando el humo en su cara. La mujer le quito el cigarro y agota ella fumo. Al cabo de unos minutos ambas estaban más felices de lo normal.

Sentía que la habitación se extendía, la luna me hablaba y el mar me llamaba. Pero el fuego de la mujer encima de mi me quedaba.

Baje su vestido negro, y encontré sus pechos. Jugue con ellos, dejé marcas, su sensible piel blanca no hizo nada más que dejarme ser. Ella intentaba buscar fricción con sus caderas, pero no las encontraba, por que yo aun estaba vestida.

Cambie de posiciones, ahora dejandola a ella abajo. Con el brillo de la luna alumbrando sus verdes ojos.

Sus duros pechos, subian y bajaban.
Llegue hasta su centro, encontrándome con un diseño en forma de triángulo de vellos rojos naturales.

Su vagina estaba mojada, humeda, y sin titubear dejó entrar tres de mis dedos.
Subí a besarla, y ella entró su mano por mi cargo pant. Llegó rápidamente a mi clitoris, con una maestría digna de una mujer que conoce otra mujer.

Entraba y sacaba mis dedos mientras con la boca jugueteaba con su clitoris, mientras ella buscaba la forma de llegar hasta mi.

Sus gritos eran fuertes, su piel estaba sudada, y cuando ella terminó por llegar, decidí que la dejaría hacerme lo que quisiese.

En un abrir y cerrar de ojos, desperté en mi cama, con ella al lado, la luz de el sol entrado por mi ventana, y el teléfono de la habitación del hotel sonando.

-Buen día, habla recepción. ¿Estaban fumando mariguana y teniendo sexo en el balcón anoche?

-Shh, amor, amor..- intente despertarla- Llaman de hotelería.


Hi guyyyss! Que tal? Gracias por las 7k vistas. Son lo más. Siempre que vengo aquí les digo que vayan a leer un verano diferente. Pero si, dios mio, vayan a leerlo! Es igual de bueno que este, y a quien vaya, lo lea, me comente y me diga que viene de aquí, les estaré haciendo un cap personalizado. ¿Va?

Nada, gracias por leer!

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