Tu belleza

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Una vez me enamoré de una mujer.

Una muchacha muy sensata, sincera, y sin miedo a expresarse.
Fue mi primera mujer, fue mi "primera vez" no solo en el sexo. En todo.

Recuerdo una vez estábamos en su casa, sus padres se habían ido de vacaciones y ella me dijo que fuera.

Fui, nos acostamos a ver películas toda la tarde.

-¡Vez, esa mujer tiene la nariz de la villana de ariel!

-Ay Kat por favor- y reímos.

Esa tarde fue muy linda, anochecio y llamé a mi casa para decir que me quedaba en casa de "Mi amiga".

Ella me presto un pijama, me quedaba pequeño ya que ella era más grande que yo, pero eso hacía que mis nalgas quedasen fuera del short.

-Pedazo de nalgas tía- y una nalgada sonó en la habitación.

-¡Katherine!

-Me tentó.

Fuimos a acostarnos, ella se acostó a mi lado, y sentí que una de sus manos bajaba hacia mis nalgas.

Para luego sentir que su cuerpo también bajaba.

Senti su cabeza encima de mis nalgas, y ¡Mierda! Una mordida. Pero.. no se sintió mal.

Me gusto.

Espera.. ¿Me gusto una mordida?

Y otra más. Y me acomode para que tuviese más acceso a ellas. Y en la otra, y otra..

Palpe mis nalgas, y el ardor al tocarlas me hizo darme cuenta de que mi pálida piel mañana tendría marcas.

Me senté, y ella se subió a orcajadas encima de mi.

Entro su cabeza en mi cuello. Y mierda.. ahí si que era débil.

No eran besos, eran mordidas, me succionaba, chupaba, alaba. Y yo sentía que me iba a correr ahí mismo.

Una de sus manos se paseaba por mi espalda, y de buenas a primeras solto mi sostén, dejando caer mis dos tetas al aire.

Bajo a ellas, he hizo lo mismo, mordió, succiono, chupo, aló. Y yo ya no tenia fuerzas.

Me acostó, y bajo hasta mi abdomen, donde de nuevo.. hizo lo mismo. Era una tortura. Una dulce tortura.

Cuando llego allí, bajo mi ropa interior, para encontrarme literalmente chorreando.

Bajo dos dedos, los cuales entro, y saco, me los mostró, y luego se los llevo a la boca. Maldita mujer..

Ella se desnudo, tan rápido como un rayo.. y se acomodo para que cruzaramos las piernas. Juntamos nuestros centros, y ella se movió primero. Se movió, y me moví. Con el movimiento de caderas, logramos llegar a un orgasmo.

Llenamos la cama de líquidos, y cuando pudimos recargar energías. Me levante de la cama.

Y ella río.

-¿Que te pasa, loca?

-Te ves como bambi- y más risas.

-¿Como bambi?

-Si, cuando nació..- y no paraba de reír.

-De verdad estas loca.

Ella era bella.
Su hermosa sonrisa, me hizo reír a mi también. Y me di cuenta de algo.

La mitad de su belleza, era su extraña forma de pensar.

La mitad de su belleza, era su extraña forma de pensar

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