Llamas de mujer

Amar a una mujer

Amar a una mujer, como siempre he dicho, es más que amar.
No es tan simple como amar un hombre. Amar a una mujer es más sincero, más vivaz, más puro, más sentido.

Es más intenso, es más fuerte..

Sentí su mirada clavándose en mi nuca, cuando decidí voltearme, a que sucediese lo mismo de siempre. Un puto juego de miradas, donde ambas nos matabamos para no desistir.

Cada que me acercaba más, era más fácil apreciar sus cafés ojos con pupilas ditaladas, delantandola, divisandome.

Ella bajaba su mirada a mis labios, y yo moría por probar los de ella. Habían personas al rededor, era un lugar normal. Pero yo no sentía ni escuchaba a nadie. Solo a ella, a mis latidos. A nuestros latidos.

-¿Sabes por que se que estoy viva?

-¿Por qué?

Y puse su mano en mi pecho, justo en mi corazón.

-Por que lo siento.

Sus ojos subieron de su mano en mi pecho nuevamente a mis ojos. Una luz por la ventana hizo que un brillo pasase por su cara. Sus ojos seguían fijos en los míos, sentía el aire irse de mis pulmones. ¿Por cuánto tiempo aguante la respiración? No lo había sentido.

Ella paso sus brazos por mis hombros, y yo los míos por sus cintura, sus ojos y los míos nunca dejaron de amarse. Nunca dejaron de apreciarse y verse.
Cada vez su cuerpo estaba más cerca del mío, y la necesitaba Cada vez más cerca.

Cuando por fin ella iba a tomar la iniciativa, de unir sus labios a los míos, en un simple beso dirán algunos, pero no era así para mi, para mi era más que un simple beso, para mi era saber que la intensidad del amor, hacia que el imán de nuestros corazones nos quisiesen unidas.

Y cuando su respiración se iba a unir a la mía.. Un ruido hizo que nos separaramos y sus pupilas se hiciesen finas, dejando saber que se asusto.

Y ahí fue cuando me di cuenta, que la unión de nuestras almas era más fuerte que la de un beso, por que cuando cuando energía sintió la mía, nuestras almas danzaron en armonía.