Mi novia la doc

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Cuando adolescente decía que quería una novia doctora por que sufría de alergias constantes nunca creí que fuese tan difícil como era.

Mi novia es estudiante de medicina, y ahora esya cubriendo horas en hospitales.

Nos veíamos muy poco, aveces iba a llevarle desayuno a al hospital, y otras no podía por que también estudiaba, Artes.

Con ella me di cuenta de que realmente no importa a quien ames, si no que ames de verdad.

Sentía tanto su amor como de igual forma sabia que ella el mio.
Y realmente, todo era fácil.
Eramos nosotras y eso hacía que fuese más real y sincero.

Irene es como mi canción favorita.
Que me la se de memoria,
Y podría escucharla mil veces.

-Buenos días enita.

-¿Marta? ¿Que haces aquí tía?

-Estaba loca por verte.

-No puedes estar dentro sin ticket médico.

Le mostré el mio.

-¿Que le duele señorita?

-Los dedos de tanta necesidad por ti.

Y una risa aguda salió de sus labios.

Me senté frente a su escritorio, y lleve la punta de mi zapatilla a el centro de su pijama de médico.

-¿Doc, todo bien?

-Más que bien.

Subía y bajaba, haciendo leves amagues de entrar y salir, ella se rozaba de mi pie como perra en celo.

Unos minutos pasaron en ese juego y vi como quería entrar su mano a su pijama. La detuve.

Me levante y ella puso cara de puchero, pero fue solo a poner pestillo a la puerta. Sonrió

Me acosté en la camilla y los roles cambiaron, así me gustaba más.

-Creo que tendremos que ponerle una inyección..- dijo bajando mi pantalón por detrás, yo estaba acostada de espaldas.

Bajo mi pantalón lo suficiente para sacar una de mis nalgas y la mordió. Pude sentir mi humedad en ese momento.

Por detrás no se como se hizo espacio pero llevo sus dedos hasta mi entrada y yo por buena que soy intente ayudarla poniéndome en cuatro.

Mi húmedad ayudo más aun, entro tres dedos de una. Entro su cabeza por debajo de mis piernas y su lengua llegó hasta mi clitoris, creí tocar las nubes.

Dos colibríes fueron quienes me ayudaron a escalar hasta las nubes,
Desde allí vi dos montañas lloviznadas de nácar seducir mis penales.

Quise resistirme pero la punta de una espina de aquella rosa roja me hicieron sangrar, y esto detonó que mis espinas en mis pechos se erectaran tal palo masculino.

Los colibríes se fueron, pero las nubes me llevaron hasta las montañas.

Allí vi un demonio, una demonio hecha Diosa. Las dos montañas llenas de nácar eran sus pechos, la púa de la rosa era su vagina. Su boca llegó a mi feminidad, aquella lengua majestuosa llegó a ese botón en mi centro, que me hacía olvidar mi nombre.

Y por eso escribí esto, para aquella mujer que hizo que dos colibríes me llevaran al cielo, y dos demonios al infierno.

Dos de sus dedos y su lengua en mi clitoris fue más que suficiente para hacerme tocar aquellas nubes que llevaban los colibríes. Y bajamos al infierno al sentir en la puerta dos toques. Me corri en ese instante.

-¿Doc, todo bien?

-Sii, ya va. La paciente está en chequeo, se está vistiendo.

Y si, me estaba vistiendo.

Para aquella mujer que me hizo pecar he rezar una misma noche.


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