Tus mentiras y mis verdades ✔ [+18]

Capítulo 4 | El reencuentro

"𝑯𝒂𝒗𝒆 𝑰 𝒌𝒏𝒐𝒘𝒏 𝒚𝒐𝒖 𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒔𝒆𝒄𝒐𝒏𝒅𝒔 𝒐𝒓 𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒚𝒆𝒂𝒓𝒔?"

𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭

La primera vez que Tiffany conoció a Tyler ni siquiera le prestó atención.

Tenía cinco años y estaba recolectando insectos en el jardín delantero de su casa en Virginia, esa misma mañana sus padres le avisaron a ella y a su hermano mayor que tendrían nuevos vecinos. Tener vecinos nuevos era un acontecimiento porque vivían en unos de los barrios más costosos de la ciudad, por lo que quienes se mudaban tenían algún tipo de peso en la sociedad y los Hamilton aprovecharían ese detalle al máximo para forjar una relación más tarde.

Así que les anunciaron a los niños que estuvieran listos para la cena porque tendrían invitados, luego ambos se fueron a sus respectivas oficinas dejándolos con Claire, la que sería su niñera hasta que fueron adolescentes. A Tiffany le gustaba cuando sus padres se iban, principalmente su madre, porque así podía jugar en la tierra recolectando insectos, sin que Olivia le dijera que ese juego no era para una niña. No comprendía mucho esas palabras, pero sabía que debía hacerlo a escondidas de ella.

Sonrió victoriosa cuando logró introducir el pequeño insecto en el frasco de vidrio y se apresuró a cerrarlo para que este no escapara. En ese momento sintió una mirada sobre ella y se dio la vuelta sorprendida, sintiendo miedo y terror ante la posibilidad de que fuera su madre llegando temprano, incluso se preparó para escuchar sus gritos. Pero se sorprendió aún más al ver a un niño rubio de pie frente a ella, sin poder apartar la mirada, debían de ser de la misma edad porque, aunque ella estuviera sentada no se veía tan alto, su hermano era incluso más alto.

Sin decir nada, la rubia lo ignoró, abandonó su posición y caminó con paso lento hacia la entrada de su casa.

La primera vez que Tyler conoció a Tiffany se quedó sin respiración.

Tuvo miedo. El corazón le dejó de latir para luego retomar el ritmo a gran velocidad. Tenía cinco años y pensó que quizás podría morirse, pero no se sentía mal. Solo que la niña lo intimidaba un poco, tenía su misma edad y aun así parecía muy segura, como si supiera que el mundo entero estaba a su disposición y podría lograr lo que sea.

Tyler, por su parte, lo único que quería lograr era que le hablara.

Y lo intentó durante toda la noche en el transcurso de la cena. Incluso cuando sus padres y los de ella se quedaron más tarde en el despacho para hablar "cosas de adultos" él la siguió por toda la casa y lo único que Tiffany quería era sacárselo de encima.

Ahora, casi veinte años después, se encontraban en una situación un tanto similar.

Tyler la miraba con una sonrisa radiante y un brillo en los ojos que a la rubia no le pasó desapercibido, ella por su parte lo único que deseaba era tener un tenedor a mano para hincárselo en su pequeño ojo azul.

—Tiene que ser una maldita broma —la voz de la rubia era filosa como un bisturí y la sonrisa de Tyler tembló, solo un poco.

—Es bueno verte, Tiffany.

De todas las cosas que a Tiffany podrían molestarle la peor fue su tono de voz, la forma en que le hablaba: como si lo que ocurrió hace casi diez años no habría sucedido jamás.

Eso hizo que la sangre le hirviera.

La Tiffany de diecisiete años habrá estado encantada de pegarle una patada en los bajos, pero esta Tiffany actual no era capaz de abandonar su silla, lo que la irritó aún más. Porque ahora era ella la que debía actuar acorde a la situación y no era capaz de centrarse, su respiración se aceleró, la nuca le transpiraba y no dejaba de mover sus manos sobre su regazo, sentía la lengua pesada y la cabeza le daba vueltas. Por un momento creyó que estaba teniendo un infarto, pero se recompuso en cuanto Tyler se sentó frente a ella, interpretando quizás que su silencio se debía a que estaba de acuerdo con esto y no aterrada.