Capítulo 31 | ¿Cuántas inseguridades puedes soportar?

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"𝑰 𝒘𝒂𝒌𝒆 𝒖𝒑 𝒔𝒄𝒓𝒆𝒂𝒎𝒊𝒏𝒈 𝒇𝒓𝒐𝒎 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒊𝒏𝒈

𝑶𝒏𝒆 𝒅𝒂𝒚 𝑰'𝒍𝒍 𝒘𝒂𝒕𝒄𝒉 𝒂𝒔 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒍𝒆𝒂𝒗𝒊𝒏𝒈'

𝑪𝒂𝒖𝒔𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒈𝒐𝒕 𝒕𝒊𝒓𝒆𝒅 𝒐𝒇 𝒎𝒚 𝒔𝒄𝒉𝒆𝒎𝒊𝒏𝒈"

𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭


Tenía mensajes sin leer en su móvil, algunos de Kelly que le decían que por favor la llamara, que tenía un buen chisme que contarle. Lo ignoró. También tenía de Tyler, que le decía que almorzaría con un colega pero que podía pasarse por su oficina luego. La extrañaba, decía en el mensaje.

También lo ignoró. Ignoró incluso los mensajes de su hermano, ni siquiera se fijó en lo que decía, sólo dejó el móvil al fondo de su bolso de mano y continuó su camino sin un rumbo fijo.

En realidad, lo único que Tiffany quería era llegar a su apartamento, resguardarse entre las mantas de su cama y no salir hasta mañana. Pero para llegar rápido debía ir a la estación del metro y sabía que no podía ir así, aunque la perspectiva de caminar en ese estado por las calles de Nueva York tampoco era buena.

No había dejado de llorar desde que había pisado la acera fuera de aquel café. No fue un llanto típico y normal, aunque hacía tiempo que no dedicaba horas a llorar, pero lo que sintió fue un océano desbordándose en su interior y pidiendo a gritos ser liberado. Las lágrimas corrían por sus mejillas, sentía la boca seca, los ojos hinchados, le temblaba el labio inferior, de la nariz no dejaba de salir líquido transparente y había comenzado a hiperventilar.

En resumen: era un completo desastre.

Y caminaba por las calles de la ciudad abrazándose a sí misma. Cualquier persona pensaría que estaba teniendo un ataque, una especie de resfriado o más bien experimentando abstinencia. No dejaba de temblar, los dientes chirriaban al cochar entre ellos, pero nada de eso, ni la imagen que daba o la expresión de las personas que pasaban a su lado y la miraban con lástima la hizo detenerse para buscar un lugar donde resguardarse y limpiarse.

Por primera vez, a Tiffany Hamilton no le importaba quien la viera y qué pensarían de ella en aquel estado. Llorar. Era lo único que quería, además de resguardarse en la seguridad de su habitación.

Así que, con eso en mente, continúa su camino hacia su apartamento. Lo hace de forma automática, sabe de memoria el camino, por supuesto, pero aun así no presta atención a las calles, camina como si no fuera ella la que lo hiciera. Como si su alma hubiera salido de su cuerpo como un fantasma y la mirase.

Y mientras caminaba, lo único que podía pensar era en lo tonta que se sentía.

Había pensado mucho tiempo en lo que les diría a sus padres si alguna vez volvía a tenerlo frente a ella. En el listado que Tiffany tenía de aquellas cosas que habría hecho diferente, uno de los primeros puntos era el primer enfrentamiento que tuvo con sus padres. El primero y el último en realidad.

Cuando la abandonaron, ya no de manera emocional, sino también física. Cuando la invitaron a salir de sus vidas y dejar la familia, no estaba dispuesta a dejarse manipular y doblegar por ellos.

Fantaseó mucho con lo que les habría dicho y la forma en que los hubiera enfrentado. Pero siempre supo que no podía volver al tiempo atrás, así que decidió que la próxima vez que se enfrentara a ellos lo haría de forma diferente. Le diría todas aquellas cosas que siempre quiso decirle.

Tus mentiras y mis verdades ✔ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora