Capítulo 18 | Sentimientos y claustrofobia

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"𝑯𝒐𝒘 𝒍𝒐𝒏𝒈 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒘𝒆 𝒃𝒆 𝒂 𝒔𝒂𝒅 𝒔𝒐𝒏𝒈?"

𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭


Lo primero que Tiffany notó al recuperar la consciencia fue el olor antiséptico que inundaba el ambiente, aún no había abierto los ojos, era demasiado esfuerzo y ella no tenía fuerzas para hacerlo, pero podía darse una idea de donde se encontraba.

Llegaron a su mente recuerdos de lo que había sucedido, aunque solo eran fotografías esparcidas al azar frente a sus ojos que no poseían un hilo conductor, por lo que no sabía qué hora era ni cómo había llegado a un hospital. Pero, pese a no saberlo, sintió una especie de deja vu de cuando era niña y descubrieron que Tiffany era alérgica a las nueces.

Ya había pasado por situaciones así, ya se había despertado en hospitales anteriormente, el sentir el cuerpo frágil y débil, que sus ojos estén hinchados y sienta pesados los parpados, incluso notaba la garganta seca tanto que le ardía, no era la primera vez que lo sentía, pero nada la preparó para lo que encontró cuando abrió los ojos.

Porque no estaba sola, allí junto a ella, con la cabeza apoyada en la cama del hospital a centímetros de su cuerpo cubierto por unas sábanas blancas, estaba Tyler. Con los ojos cerrados, el cabello revuelto y con todo el cuerpo inclinado hacia donde estaba ella. No sabía cuánto tiempo había estado allí; de hecho, no sabía nada, solo recordaba haber compartido algunos mensajes con él mientras cenaba con sus compañeros de trabajo y luego... todo negro.

Apartó la vista para observar el resto del lugar. Odiaba los Hospitales, el olor a antiséptico y las paredes blancas le daban nauseas, miró su brazo y observó que de él salía un pequeño catéter con lo que suponía era suero, intentó moverse, pero no lo logró y dejó salir un quejido que provocó que Tyler despertara de inmediato.

-Tiffany, despertaste... ¿Cómo te sientes?

Tenía la voz ronca y eso la perturbó un poco, le vio unas pequeñas manchas moradas con forma de medialuna bajo los ojos y llevaba una barba de unos días, estaba un tanto desprolijo para ser él, que se encontraba siempre perfecto. Pero no le disgustaba en absoluto.

De no mirarla con una mezcla de preocupación y furia que a Tiffany no le pasó desapercibido, le habría hecho alguna broma, pero supo de inmediato que no era momento.

-Estoy bien -contestó en voz baja, le costaba hablar sin que su garganta no doliera, cuando intentó moverse de nuevo una punzada de dolor se hizo presente en su cabeza y se mantuvo allí-. Mierda, ¿qué ocurrió?

Podía intuir que era lo que había sucedido, por los síntomas y dolores que estaba experimentando, pero necesitaba que alguien se lo confirmara para descartar cualquier otra cosa.

Tyler se pasó una mano por el cabello despeinándose aún más y observó hacia el techo, tenía la mirada un poco perdida y cansada.

-Nueces, eso pasó -dijo con voz apagada y seca-. Una de las salsas, o quizás una de las comidas, no lo sé, pero algo llevaba nueces.

Ahora las fotografías en su mente comenzaron a unirse mejor y todo empezaba a tener un poco más de sentido. Recordaba haber empezado a comer sin parar porque estaba todo delicioso y era la primera vez que comía cosas sin gluten distintas a lo que acostumbraba, y jamás se imaginó que algo podría llevar nueces. En realidad, jamás recordó sus alergias.

Tragó saliva.

Tyler no la miraba y no necesitaba ser muy inteligente para saber que estaba molesto. Lo que no comprendía era cómo había llegado ella al hospital ¿él había ido al restaurante? ¿La había llevado? ¿Pero cómo lo supo? ¿Lo habrían llamado? Todas las preguntas llenaban la mente de Tiffany, pero no se animaba a hacerlas en voz alta; temía la reacción de él. Y a la vez, el saber que quizás había dejado lo que estaba haciendo para buscarla y básicamente salvarle la vida hacía que el corazón le latiera con fuerza, y que las mariposas que llevaban escritas su nombre aletearan con violencia en su estómago.

Tus mentiras y mis verdades ✔ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora