Capítulo 34 | Aceptarse es el primer paso, perdonar el segundo

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"𝑬𝒗𝒆𝒓𝒚 𝒍𝒆𝒔𝒔𝒐𝒏 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒔 𝒂 𝒏𝒆𝒘 𝒔𝒄𝒂𝒓

𝑻𝒉𝒆𝒚 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕 𝒚𝒐𝒖'𝒅 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒊𝒕 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒓"

𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭


El abrazo que le dio su mejor amiga cuando llegó a Nueva York quedará para siempre en su mente. Y en su cuerpo, por supuesto, porque fue tal la emoción e intensidad de Kelly en aquel abrazo que de seguro tendría un par de costillas rotas.

No le importó. Lo único en lo que podía pensar era en su mejor amiga y lo mucho que la extrañaba, así que sin dudarlo se pusieron en marcha. Fueron al piso de Tiffany para dejar la maleta y ponerse al día, había llegado el lunes temprano, pero se reincorporaba el martes al trabajo así que Kelly se quedó en su piso hasta muy tarde a la madrugada, era tan tarde que incluso se quedó a dormir.

Se lamentaron al día siguiente cuando el despertador hizo que ambas abrieran los ojos y se quejaran sin parar. Cuando las amigas se reunían para ponerse al día, es decir, compartir todos sus dramas, siempre había vino de por medio. Kelly había llevado una botella costosa que le habían obsequiado en su trabajo por la cena de despedida del año, pero en menos de una hora ya había desaparecido por completo así que debieron salir a comprar en el mercado más cercano.

Consiguieron dos botellas baratas pero pasables, en realidad solo fueron pasables en el momento, ahora a ambas les dolía la cabeza por la resaca, pero al menos se divirtieron. Tiffany le habló de lo que pasó con Tyler y la conversación con su abuela, Kelly se limitó a darle algunas opiniones, pero se controló bastante para no insistir en que debía ir a buscarlo y hablar con él.

En realidad, Tiffany quería hablar con él, sabía que le debía una disculpa y se merecían una última conversación. La perspectiva de saber que esta vez sería la ultima conversación que tendrían le daba miedo, pero era consciente de que debía hacerlo.

Esa mañana ambas salieron juntas hacia el trabajo y Tiffany agradeció que Kelly tuviera coche así que por primera vez no debía apurarse en su rutina matutina y en la elección de su atuendo. Claro que el hecho de que ambas fueran víctimas de una resaca por vino barato no ayudaba porque eso las hacía ser más perezosas.

Pero llegaron al tiempo a sus respectivos trabajos.

Tiffany avanzó por el extenso pasillo hasta su oficina con miedo. No podía negar que se encontraba un poco nerviosa porque la tarde anterior le había enviado el manuscrito de su artículo a su jefe y él no le había respondido, pero sabía que de seguro lo estaría leyendo ahora.

Así que llegó a su oficina, encendió su ordenador y comenzó a hacer todas aquellas tareas que le habían quedado pendientes desde hacía una semana. Cerca de mediodía, cuando pensaba salir a almorzar con Carmen para ahora ponerse al día con ella, su jefe apareció apoyado en el umbral de la puerta y con una sonrisa. Eso a Tiffany la hizo temblar.

Pero parecía demasiado feliz y amistoso como para que sean malas noticias, aunque nada de eso importaba para el actual pesimismo de ella.

—¿Tienes un momento? —le preguntó y Tiffany solo pudo asentir con un plumón en su mano, cuando se dio cuenta lo colocó rápidamente sobre el escritorio, a un lado de su agenda—. Quería hablarte sobre el artículo... —dijo mientras aminaba despacio hasta la silla frente a ella. Hizo una mueca mientras se sentaba—. Tiffany ¿Estás bien?

Me está por dar un maldito ataque, pensó.

Se obligó a reaccionar y le dedicó una sonrisa tranquila, aunque por dentro la carcomían los nervios y la ansiedad.

Tus mentiras y mis verdades ✔ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora