"𝑰 𝒘𝒂𝒍𝒌 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒎𝒚 𝒉𝒆𝒂𝒅 𝒅𝒐𝒘𝒏 𝒕𝒓𝒚𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒐 𝒃𝒍𝒐𝒄𝒌 𝒚𝒐𝒖 𝒐𝒖𝒕
'𝒄𝒂𝒖𝒔𝒆 𝑰'𝒍𝒍 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒊𝒎𝒑𝒓𝒆𝒔𝒔 𝒚𝒐𝒖"
𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭
La vida de Tiffany dio un giro de ciento ochenta grados de la noche a la mañana cuando tenía diecisiete. No solo su novio le había roto el corazón, sino que sus padres le daban la espalda sin dudarlo.
El hecho de que esos dos sucesos sean coincidentes de alguna forma la marcó incluso más de lo que ella podría admitir.
Quizás Tiffany no era cobarde, pero vivía aterrada. Tenía miedo de repetir una y otra vez las decisiones que la habían llevado a sentir un vacío enorme en su pecho. Y ese miedo se presentaba en cada experiencia nueva que involucraba arriesgarse, por eso sus relaciones no perduraban, por eso no podía hacer nuevos amigos, y todo lo nuevo la aterraba.
A veces, sentía que su alma era como un gatito aterrado al que una familia había despreciado sin dudar. Y no era del todo errónea esa idea.
Para Tyler, haber arruinado todo lo que tenía con la única mujer a la que había amado lo había marcado de forma irremediable. No se perdonó jamás haber hecho lo que hizo y no dejaba de reclamarse por ello día y noche, sabía que pedirle perdón a Tiffany no sería suficiente, pero intentaba esforzarse, primero en ser mejor, luego en ser mejor para ella. Estaba seguro de que podría darle todo lo que quisiera, pero él no se había perdonado.
Recordaba cómo había sucedido todo, cómo dejó que Tiffany se enterara del engaño y como no hizo nada para disculparse, había sido un cobarde, porque en lugar de reconocer que estaba aterrado por el futuro y romper con ella, decidió engañarla para que fuera ella quien lo dejara.
Había sido un idiota entonces y seguía siéndolo ahora, no importaba lo mucho que se arrepintiera, se merecía el odio y el enojo de ella, no se merecía su amor. Nunca lo había hecho, y para él Tiffany Hamilton siempre había sido demasiado.
Él jamás sería suficiente para ella, por eso le aterraba el futuro cuando era adolescente porque sabía que jamás podría darle todo lo que ella quisiera. Jamás estaría a su altura.
Cuando la vio abandonar su piso con una batalla de emociones en sus ojos supo que todo había terminado, que ya no había marcha atrás y que jamás lograría que ella lo viera de otra forma.
Decidió que lo mejor era aceptarlo, darse una ducha para relajarse y dormir quizás por el resto de su vida para evitar pensar que había vuelto a arruinar todo con la chica de la que llevaba enamorado desde los cinco años. Decidió que no le importaría ser célibe por el resto de su miserable vida porque no quería otro cuerpo bajo el suyo, encima del suyo o tocando el suyo. No lo había querido en mucho tiempo y ahora terminó por aceptarlo.
Eso debería hacer, olvidarla de una vez o aceptar que no tenía oportunidad, cerrar con llave la puerta de su piso, de su vida y de su corazón para dejar de tener esperanzas tontas.
Sí, eso debía hacer.
Pero no hizo nada de ello.
En su lugar, se dio una ducha y se cambió, dejando su ropa cómoda de lado, buscó un abrigo y un paraguas, se subió a su coche y condujo hasta Brooklyn.
Debería haber buscado la ubicación de la clínica psiquiátrica más cercana para tratar su extraña obsesión, pero en lugar de ello fue directo al piso de Tiffany. Aferrándose quizás a lo que sería su última oportunidad de hacerle notar lo mucho que la amaba y todo lo que haría por ella, pensando que aún tenía alguna oportunidad de poder enamorarla como lo había hecho años atrás.
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Tus mentiras y mis verdades ✔ [+18]
RomanceTiffany está desesperada, más precisamente, está a punto de quedar en la calle y en un ataque de pánico decide regresar donde sus padres para admitir su derrota. Lugar al que se prometió no volvería jamás cuando diez años atrás le dieron la espalda...