Tus mentiras y mis verdades ✔ [+18]

Capítulo 12 | Resaca

"𝑰'𝒎 𝒕𝒉𝒆 𝒐𝒏𝒆 𝒘𝒉𝒐 𝒎𝒂𝒌𝒆𝒔 𝒚𝒐𝒖 𝒍𝒂𝒖𝒈𝒉 

𝑾𝒉𝒆𝒏 𝒚𝒐𝒖 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒂𝒃𝒐𝒖𝒕 𝒕𝒐 𝒄𝒓𝒚"

𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭

Cuando Tiffany abrió los ojos quiso morir.

En primer lugar, porque todo su cuerpo parecía pesar una tonelada, estaba boca arriba sobre su cama y con esfuerzo podía abrir los ojos, como si un camión con una tonelada de peso pesado la hubiera atropellado diez veces seguidas.

En segundo lugar, porque su mente se llenó de todos los recuerdos de la noche anterior.

Descorrió las sábanas y se encontró con su cuerpo cubierto por una camisa negra.

La camisa de Tyler.

Porque él la había llevado a su piso.

Y ella se había desnudado para provocarlo.

Mierda, pensó. Mierda, mierda, mierda, ¿qué había hecho?, se reprochaba mentalmente mientras cubría la cara con las manos en un intento de esconderse.

Quizás, pensó, si no salía de mi habitación podía hacer de cuenta que nada ocurrió, que no me había desnudado frente a mi ex y estuve a punto de dejar que me follara con fuerza en mi cocina.

Pero necesitaba algo para calmar el dolor de cabeza y definitivamente necesitaba ingerir líquidos, sentía la garganta reseca y los labios agrietados, no tenía muchas opciones.

Resopló con pesadez antes de salir de la cama.

Abandonó la seguridad de su habitación mientras planeaba cómo huiría del país y pensaba en qué isla podía vivir sin que la conocieran, también fue consciente de que, si su economía no mejoraba, es decir, encontraba urgentemente otro trabajo, lo más lejos que podría llegar era a Manhattan en el metro de las doce.

Se detuvo frente a la cocina y permaneció unos segundos observando la figura de Tyler dándole la espalda, parpadeó un tanto confundida al encontrarlo todavía allí y luego recordó que no tenía idea de la hora que era.

Él pareció no percatarse de su presencia y continuó haciendo uso de su cocina, concentrado en un sartén sin apartar la vista y tarareando una canción que ella no se esforzó en reconocer. Su cabeza era víctima de un ataque de cientos de alfileres.

—Hay café listo —hizo un gesto con su cabeza sin apartar la vista de su tarea—. Y si esperas unos minutos habrá huevos y tostadas.

Tiffany permaneció demasiado quieta en su lugar.

—¿Cómo...?

—Arrastras los pies —respondió tranquilo—. Lo haces desde que tienes diez años y descubriste que a tu hermano le molestaba.

Contuvo el aire en sus pulmones por unos segundos antes de suspirar y acercarse a la pequeña mesa de madera sin responderle.

—¿Cómo dormiste?

—Mmh.

—¿Quieres algo para el dolor?

—Mmh.

—Tiffany...

—Deja de gritar —murmuró mientras se masajeaba las sienes.

—No estoy gritando.

—Pues deja de hablar entonces.