"𝑰 𝒓𝒆𝒑𝒍𝒂𝒚 𝒎𝒚 𝒇𝒐𝒐𝒕𝒔𝒕𝒆𝒑𝒔 𝒐𝒏 𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒔𝒕𝒆𝒑𝒑𝒊𝒏𝒈 𝒔𝒕𝒐𝒏𝒆
𝑻𝒓𝒚𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒐 𝒇𝒊𝒏𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒐𝒏𝒆 𝒘𝒉𝒆𝒓𝒆 𝑰 𝒘𝒆𝒏𝒕 𝒘𝒓𝒐𝒏𝒈"
𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐰𝐢𝐟𝐭
Faltaban dos días para Nochebuena y Tiffany se encontraba frente a la ventana de su piso observando como la nieve caía, con un chocolate caliente en sus manos que bebía a sorbos.
Ausente. Esa era la palabra que podría describir a la perfección su estado. Había funcionado en piloto automático desde hacía mucho tiempo, su mejor amiga solía decir que funcionaba como un autómata desde la universidad, pero jamás se había sentido tan ausente de su propia vida, en su propia piel.
Le gustaba esta época del año, quizás no como cuando era niña, pero le agradaba ver toda la ciudad tiñéndose con los colores típicos. Los escaparates de las tiendas habían sido asaltados por el rojo, el verde, el dorado y el plateado, sus vecinos también tenían decoración típica de estas fechas, algunas puertas del edificio tenían un muérdago, y otras pequeñas campanitas rojas y doradas.
Había nieve por todos lados, inundando las calles y pegándose a las paredes; el marco de su ventana estaba adornado por la blancura de la nieve. Apartó la vista y miró su apartamento: nada daba indicios de que estuvieran cerca de Navidad. Lo único que Tiffany había agregado este año fueron pequeñas luces led en colores cálidos sobre algunos estantes y muebles, pero no era nada navideño. Porque, aunque le gustaran estas fechas, aunque le recordaran la calidez de su niñez y solo pudiera pensar en buenos momentos, Tiffany no estaba con ánimos. Estaba ausente.
Su móvil emitió un sonido y eso la distrajo, sonrió al ver que era un mensaje de su hermano:
Hermanito: ¡Nos vemos en Virginia!
Habían hablado un par de días atrás y decidieron pasar Nochebuena juntos, en casa de Margaret por supuesto. Por lo general Tiffany se quedaba en Nueva York, y su abuela solía venir de visitas, ya que ella era muy reacia a volver a su ciudad natal. En cambio, su hermano solía pasar estos días en casa de sus padres, pero cuando supo que Olivia había aparecido en el piso de su hermanita no lo dudó: cortaría cualquier tipo de contacto con ellos, porque si no querían tener algo que ver con Tiffany entonces era mejor que se olvidaran de él.
A Tiffany no le agradó. Le pareció que esa actitud solo contribuiría a que su madre siga odiándola. Y se encargó de decirle lo que pensaba a su hermano en la llamada que habían compartido días atrás, pero él la ignoró.
—No tienes que tomar un bando, su pelea es conmigo, no contigo.
—Es conmigo si también te afecta, soy tu hermano.
A Tiffany le dio ternura que se pusiera de su parte; de hecho, la hizo sentir querida y eso era algo que no experimentaba hacía mucho tiempo en lo que respectaba a su hermano y familia. El saber que Oliver estaría de su lado si ella lo necesitase le daba cierta tranquilidad.
—Gracias, aunque no necesito que un vikingo sentimental me defienda.
—¿Tú también? —no le hizo falta verlo para saber que estaba poniendo los ojos en blanco con un claro deje de irritación, Kelly solía llamarlo vikingo y neandertal siempre que podía— ¿Cómo llegarás a Virginia? ¿Irás con la rarita?
Ahora era Tiffany quien ponía los ojos en blanco al escuchar como la llamaba.
—¡No la llames así! —resopló—. Y si, iremos en su coche.
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Tus mentiras y mis verdades ✔ [+18]
RomanceTiffany está desesperada, más precisamente, está a punto de quedar en la calle y en un ataque de pánico decide regresar donde sus padres para admitir su derrota. Lugar al que se prometió no volvería jamás cuando diez años atrás le dieron la espalda...