Adrián:
Después de oír las palabras del felino extendí el brazo para agarrar su mano, Carlos la tomó, pero en lugar de llevarme tomado de ella como tristemente había pensado. Lo que hizo fue colocar la suya en el centro de mi espalda mientras me conducía hacía la sala.
Cuando ya nos estábamos acercando a la misma, le eché un vistazo al panorama encontrándome a Lía bailando sola al ritmo de la exagerada música en un rincón, mientras sostenía una lata de cerveza en la mano y el pelo erizado igual que una escoba.
Por el contrario. En el sofá descansaban Mauro y Marco quienes también traían cervezas cada uno aunque ninguno de ellos estaba bebiendo en ese momento, solamente parecían estar hablando.
Viendo la cantidad de bebidas que habían aparecido de repente, indudablemente entendí el porqué estaba notando el carácter del tigre mucho más relajado y...¿juguetón?, de lo normal. ¿A quién se le habrá ocurrido la grandiosa idea de traer cervezas? Recuerdo que Carlos mencionó que sólo era una fiestita simple de bienvenida.
—¡Ya estoy de vuelta! Perdonen la tardanza. Este chico se me puso algo difícil. No quería salir de ninguna manera.
Con eso Carlos ya había delatado nuestra llegada, lo que provocó que todos voltearan a vernos. Cuando mis ojos hicieron contacto con los de su hermano, bajé levemente la mirada y traté de dar un paso atrás. Esto definitivamente no iba a funcionar.
Como si la bestia tras de mí hubiera leído mis pensamientos, literalmente me dió tal empujón que si no guardo bien el equilibrio, hubiera caído contra Mauro y Marco. Lo miré fulminantemente debido a eso.
—¡¿Pero qué te pasa?! ¡Ten más cuidado, tonto!
Cuando ví que el tigre se sonrió sin decir ni una palabra, mientras vertía desde una botella cuadrada hasta un vaso de cristal un líquido ámbar que parecía ser alcohol, fruncí los labios y le enseñé la lengua. Algún día todo lo que me ha echo va a tener que pagarlo pagar una por una.
Dejé de prestarle atención a ese patán y miré al frente, llevándome tal susto puesto que el otro tigre tenía el rostro tan cerca del mío que casi podía verme reflejado en sus pupilas. Al instante me alejé para guardar cierto espacio y tragué saliva mientras me aclaraba la garganta. Que situación incómoda...
—H-Hola...Supongo que esta es la segunda vez que nos volvemos a ver. ¿No?
El de ojos azules se me quedó mirando fijamente antes de contestar. Luego se sonrió y volvió a recargar su espalda en el espaldar del sofá. Miré a Mauro que ahora traía facciones más tranquilas.
—Estás en lo cierto. Debo decir que me sorprende encontrarte viviendo con mis hermanos. ¿Cómo te encontraron, alienígena?
—Primero, no soy un alienígena, eso no existe. Llámame humano, por favor. Y segundo, no me encontraron. Me secuestraron. Fue un secuestro con fuerza, para ser exactos.
Hice énfasis con mis dedos a modo de comillas en la frase 'secuestro con fuerza', mientras señalaba indirectamente con la vista a Carlos. Este movió lentamente sus labios diciéndome mentiroso. Me preocupó ver que volvió a llenar su vaso hasta el tope y eso que no había pasado ni dos minutos desde que llenó el anterior.
Hasta la manera en la que me miraba resultaba extraña. Sus ojos se notaban algo rojos, vidriosos y en escasas ocasiones se veían desorientados, como si al tigre se le hiciera difícil mantenerlos en un punto fijo. El mismo se veía chistoso puesto que estaba llevando el ritmo de la música golpeando con su zapato en el suelo y su mano derecha en la rodilla.
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DEPREDADOR [Gay/FurryxHumano] +18.
Romance‼️ATENCIÓN‼️ ¡Todos los personajes que aquí aparecen son MAYORES DE EDAD! Si el lector que está leyendo es menor de 19 años, por favor pido que deje de leer el libro para no causar problemas a futuros. ¡Esta historia no está destinada a PÚBLICO MENO...