Carlos:
No recuerdo haber tenido una semana tan odiosa desde la vez aquella en la que Lía agarró piojos en el trabajo y nos lo contagió a Marco y a mi. Si aquello fue como para pegarse la soga al cuello, lo que me está pasando en estos días es definitivamente como para tirarse por un precipicio. Tantos problemas me tienen con la cabeza a punto de explotar.
-¿Máximo? ¿Qué se supone que haces aquí? Pensé que te habías ido de viaje.
Pregunté mirándolos a los tres mientras colocaba una de mis manos en la cintura, para con la otra poder secarme el sudor que recorría mi frente. Si ya con el humano pensaba que había tenido suficiente, ahora aparece este adefesio de repente con su pulgoso amigo el lobo y la garrapata lamebotas de su noviecita. "El trío del caos" como suelo llamarlos yo.
-Ya lo dijiste, querido primito, "me había ido". Recién acabo de llegar a la ciudad. Uff, lo siento, pero creo que viajar a España no fue tan gratificante como había imaginado. ¡Odio el acento! Mmh, pero no importa...Lo mejor del caso es que volví y no sabes lo mucho que extrañé a mi familia durante el tiempo que estuve fuera. Venga. ¿No piensas darle un abrazo a tu adorado primo?
Comentó soltando una sonrisa que a leguas se podía notar que era una de esas que sólo saben dar los animales falsos e hipócritas como él. También Máximo había abierto sus brazos acercándose hacia a mi para que le diera el dichoso abrazo, sin embargo, antes de que pudiera rodearme con ellos, lo aparté poniéndole mi mano en su pecho y empujándolo nuevamente hacia atrás.
-Ya, ya. Ahórrate tus demostraciones de cariño y ve directo al grano. ¿Qué es lo que quieres?
Dije agachándome para recoger la camiseta blanca que había dejado tirada a un lado de las barras cuando comencé a hacer el ejercicio. Dicha, al ponérmela, se había mojado y pegado por completo a mi pelaje debido al sudor que emanaba de mi cuerpo. Cosa que no importaba mucho ya que luego la llevaría a la lavandería junto con mis otras ropas sucias.
Recogí la botella de agua mineral que también traía conmigo y, después de darle un buen trago, procedí a taparla. Al volver mi vista al tigre que tenía al frente, este se sonrió de forma amplia como si le hubiera contado un chiste, negó rotundamente y levantó sus manos con inocencia. Sí, que siga creyendo que no sé por dónde viene esta conversación.
-Carlos...Carlos...Carlos. Siempre pensando mal de mi. ¿Por qué piensas que vine con otra intención aparte de verte?
-Porque te conozco, Máximo. Y sé perfectamente que ni yo ni ninguno de mis hermanos te caemos bien. Así que dale, desembucha de una buena vez. ¿Qué quieres?
-Bueno, ya que lo pones así...
Empezó su discurso mirando sus garras para dar la impresión de que le estaba restando importancia al asunto. Fruncí el ceño seriamente al verlo haciendo esto hasta que él dirigió su vista de regreso a mi.
-¿Cuándo piensas pagarme el dinero que me debes? De seguro ya llevas mucho tiempo trabajando y has de haber ganado algo durante estos meses. Espero no te sorprendas. Te dije que cuando volviera de España lo quería ver en mis manos.
Obviamente mi semblante cambió al oír eso y es que la verdad volví a recordar el asunto del dinero hace apenas unos minutos.
Como bien Máximo lo había explicado, nosotros cuatro somos "primos". A pesar de eso, su familia, osea, nuestros "tíos", jamás nos han considerado parte de ella. No lo sé, quizás la razón de esto se debe a que como Marco, Lía y yo somos adoptados y no tenemos ningún vínculo sanguíneo con ellos, somos las ovejitas negras del rebaño. El chicle en el zapato de una familia mente cerrada que no quería adopciones.
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DEPREDADOR [Gay/FurryxHumano] +18.
Romance‼️ATENCIÓN‼️ ¡Todos los personajes que aquí aparecen son MAYORES DE EDAD! Si el lector que está leyendo es menor de 19 años, por favor pido que deje de leer el libro para no causar problemas a futuros. ¡Esta historia no está destinada a PÚBLICO MENO...