Cap. #6: Familia felina.

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Carlos:

Cuando era más joven, apenas un cachorro, mi padre siempre me decía que yo sería el que tomaría su papel como protector y líder de la familia una vez que él no estuviera. No como un patriarca o un jefe, si no sería el que llevaría las riendas de esta dándole un poco de orden. Pues al ser el mayor de mis dos hermanos, la mayor parte de las responsabilidades cae sobre mis hombros. Una de ellas por ejemplo, es hacer lo que me encuentro haciendo en estos momentos, el desayuno. De las pocas cosas en esta aburrida vida que me traen algo de paz y relajación, esta es una de ellas. Cocinar para mis bobos hermanos es para mí como una forma de agradecerles por tener que soportarme a diario.

Ya que acepto que mi temperamento es terrible y que no soy un hombre de poseer mucha paciencia con los demás. Raramente me verás con una sonrisa en el rostro. La historia que me ata a Marco y a Lía, es un poco inusual, bueno, no mucho. Lo cierto es que los tres somos adoptados, hijos de diferentes padres destacando a Lía que es una chita. Fuimos sacados de un Orfanato en quién sabe qué lugar. Mi padre, o, nuestro padre adoptivo. Nos trajo a vivir con él aquí, pero ya hace más de dos años que falleció siendo cruelmente asesinado por un tipo borracho en un bar. Eso en resumidas cuentas.

Papá era un buen hombre, y quizás el ser tan bueno fue lo que lo llevó a la perdición, como pasa la mayoría de veces con todo el que obra bien. El golpe fue muy duro para todos nosotros y tardamos varios meses en superarlo. A partir de ese día, me hice una promesa que iba a defender a dientes y garras. Y es que no dejaría que nunca nadie dañara lo más importante que tengo, mis hermanos. Así que para resumir, ahora vivimos solos nosotros tres.

Marco es profesor de Educación Física en una preparatoria cerca del vecindario, Lía trabaja como enfermera en el hospital y yo actualmente soy entrenador en un gimnasio. Con lo que ganamos es suficiente para llevar una vida tranquila y sin problemas. Lo que si es de destacar que por lo general nunca estamos juntos los tres en casa. Debido a los horarios de mi hermana, sólamente tengo a Marco como compañía. A ella la vemos en la mañana ya que a veces suele llegar demasiado tarde en la noche. Pero los sábados, como hoy. La tenemos a tiempo completo. Lo cual es una desgracia en cierto modo. No saben lo absurdamente desquiciante que puede llegar a ser esa chica.

En cuanto a mí. Había preparado huevos con tocino, jugo de naranja, leche, pancakes y varios trozos de fruta picada. Todos estos los había acomodado perfectamente en la mesa del comedor junto a los vasos y cubiertos. Parecía un banquete si te fijabas en la gran cantidad de comida que había allí. Aunque no me culpen. Para los dos cavernícolas que viven conmigo esto no es ni la cuarta parte de lo que deberían comer para llenarse.

-Par de tragones inútiles...

-¡Olle, te escuché!

Oí gritar a mi hermana. Al voltear ligeramente la mirada, noté que se encontraba bajando las escaleras lentamente. Vestía un camisón rosa, el cabello peor que si fuera un nido de aves y venía agarrada del pasamanos para no caerse. Traía los ojos aún cerrados e hinchados mientras se los tallaba con la palma de su mano. Vaya, parece que a alguien se le pagaron las sábanas.

-¿Se puede saber qué estás balbuceando ahí, Carlos? Haber, suelta.

-Que ambos son un par de inútiles, vagos, perezosos muertos de hambre. Mira nada más a la hora que se están despertando.

-Ay, eso te lo dejamos a tí que eres un viejo amargado. ¿Qué sentido tendría la palabra "sábado" si no es para dormir toda la mañana?

DEPREDADOR [Gay/FurryxHumano] +18.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora