Cap. #12: Sus reglas.

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Adrián:

-¡Virgen María! ¡¿Qué es esto?!

Había exclamando con sorpresa aquella chica que interrumpió repentinamente en la habitación. Quien a la velocidad de un cohete espacial, cerró la puerta y se acercó sentándose rápidamente a mi lado en el borde de la cama. Ella me observó cual bicho raro por un corto tiempo, yo lo hice también puesto que era la primera vez que la veía, incluso identifiqué que su especie pertenecía a la familia de los felinos. Rondaría entre lo que sería un jaguar, una chita o un gepardo, no lo sé. Pero, estando ella aquí, me hace pensar que se conocen ¿Serían parientes estos dos o algo por el estilo? ¿Novios? ¿Amantes?...¿Amigos quizás? Sin embargo rompimos ese momento al caer en cuenta que mi situación era lo más importante actualmente. Con sumo cuidado tomó mi brazo y lo extendió hacia ella para observar cuál era la gravedad de la herida en mi muñeca. La expresión sombría que cubrió su rostro me llenó de preocupación a mí también.

-¡Cielos es una herida muy fea! ¡¿Cómo te la hiciste?!

Chilló asustada. No le respondí nada. Hice varias muecas mientras me quejaba del dolor y, con la mirada, sólo señalé al tigre más grande que yacía con las manos en la cabeza a la par que caminaba impaciente de un lado para el otro de la habitación. Ella se notó bastante confundida al ser consciente de hacia donde yo estaba señalando.

-¿Carlos? ¿Por qué él te está mirando? ¿Acaso tú...

-¡¿"Acaso yo qué"?! ¡Fue un accidente! ¡¿Sí?!

Rugió el ahora conocido como "Carlos". Este dejó de caminar al fin, se paró frente a nosotros y me señaló con el dedo mientras fruncía el ceño. La mirada de rabia que le lancé por eso decía claramente que se pudriera en el infierno.

-¡No es mi culpa que esta cosa sea tan blandita! ¡Fue sólo una mordida in-intencionada! ¡Además, sabes bien que lo último para mí es que me tiren de las orejas! ¡No lo soporto!

-¡Ay ya, ya, para de gritar! Cielos, pareces un cavernícola.

Sentenció ella girando los ojos con dramatismo de vuelta hacia mí. Me sonrió, llevó su mano a mi mejilla derecha, la acarició y luego hizo que la mirara directamente a sus ojos.

-Ven conmigo, vamos a curarte esa monstruosa herida. ¿De acuerdo? Nada malo va a pasarte. Te lo prometo.

La miré fijamente escudriñando todos sus rasgos faciales. Trataba por todos los medios de encontrar sinceridad en sus palabras, y saben qué. Sí. Sí lo hice. Extrañamente ella transmitía un aura de confiabilidad. Luego fijé mis ojos en Carlos y lo escaneé de arriba a abajo. Era un felino abominablemente grande, lleno de músculos que cubrían toda la extensión de su cuerpo y extremidades como si fueran un montón de duras rocas y, por si fuera poco, aunque sonara algo raro, diría que para ser un animal era bastante...¿atractivo? No obstante, por muchos atributos buenos que tenga a su favor, de él no me fío. Y menos después de ésto.

Ese temperamento explosivo más las veces en las que ha llegado a dañarme físicamente, me advierten que es mejor que me mantenga alejado de este si quiero lograr salir de este mundo con mi cuerpo intacto. Mirándolo noté que el tigre movió sus labios para mimificarme un "ni se te ocurra decirle nada o te mato de verdad", sin que ella lo llegara a escuchar. Fruncí el ceño ante esa amenza y volví mi vista a la chica que tenía enfrente. Entonces relajé un poco las facciones del rostro y asentí lentamente.

DEPREDADOR [Gay/FurryxHumano] +18.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora