Cap. #45: Bienvenidos a la granja I.

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Carlos:

-¿De verdad que no irás con nosotros, Lía? Parecías tan entusiasmada cuando nos lo dijiste hace un par de semanas atrás.

-Ya lo sé, Adrián. Enserio me hubiese gustado ir con todos ustedes y montar una fiestota alocada en la granja, pero la señora Marta me pidió que le ayudara a empacar las cosas de su hija para llevárselas a su ciudad. Bibiana era nuestra amiga, más mía que de Carlos y Marco, en estos momentos de dolor no puedo dejar a su mamá sola. ¿Me entiendes?

-Por supuesto que lo entiendo...Bueno, entonces disfrutaré por lo dos. ¿Vale? Te voy a extrañar, loquita.

-Sé que lo harás, amiguito. Yo también te echaré de menos.

Mi hermana y él se dieron un cálido y tierno abrazo de despedida que me hizo sonreír ligeramente. Resulta increíble lo bien que se llevan. Incluso desde la primera aparición que hizo el humano en nuestra casa fue como si ambos hubieran echo un click, Lía ya lo considera como un hermanito más. Después de que se separaron y antes de que el humano se fuera a sentar junto a mi hermano y Mauro, le dedicó una de las tristes miradas que últimamente se han echo moda en él.

Cuando este nos permitió estar solos me crucé de brazos mirando a mi hermana con una expresión que ella ya conocía al dedillo. En varias veces le había comentado mi preocupación con respecto a Adrián. En estos días lo he visto con los ánimos muy caídos y sin aquella chispa activa característica que tenía cuando lo conocí. Casi no duerme, casi no come. Yo podría regañarlo por cualquier cosa sin sentido que él simplemente bajaría la cabeza y se iría sin decir absolutamente nada. Tan así estaba y puedo apostar que viene con esta actitud desde que vió lo que pasó con Bibiana.

Me da temor que haya desarrollado un pequeño trauma producto a eso que pueda afectarlo psicológicamente a largo plazo y ni siquiera estoy cien por ciento seguro de llevarlo con algún especialista pues, es un humano. Lo menos que deseo es que todo el mundo se entere de su existencia y entonces llegue a ser el foco de atención de las más grandes cadenas difusoras de la información en todo el planeta.

Como ellos lo dijeron, nos encontramos en una parada de autobús esperando a que lleguen los otros dos amigos de Adrián para finalmente partir hacia la granja de los padres de Mauro. La vacaciones prácticamente comenzaron anteayer y estos le habían pedido a su hijo que de favor fuera a cuidarles la casa en el condado de Colinas del Norte, porque ambos tenían que viajar por urgencia hacia otra ciudad que queda aún más lejos. De ahí que él nos invitara. Noté que Lía suspiró mientras se acomodaba el flequillo de su frente que había sido despeinado por la brisa de la mañana.

-Tenías mucha razón, Carlos. Adrián no parece estar llevando las cosas bien. ¿Qué le estará pasando, hermanito?

-Eso mismo quisiera saber.

Dije. Miré mis zapatos y pateé una roca que ví cerca de la punta de uno de estos mientras hacía tiempo para rectificar lo que estaba a punto de decirle a la chita. En su momento también se lo iba a decir a Marco pero, por ahora, sólo quería que esto lo supiera ella.

Se me secó la boca y fue gracioso recordar que Bruno me dijo que no pasa nada con aceptar lo que eres y las cosas que yo le respondía. Si embargo, esto estaba siendo más bochornoso que mirar un álbum fotográfico con fotos mías siendo apenas un cachorro que andaba a cuatro patas, usaba pañal y llevaba un chupete de color azul celeste en el hocico. Aún así, reuní valor aclarando mi garganta para lucir fuerte frente a esta demonio.

DEPREDADOR [Gay/FurryxHumano] +18.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora