17. Origen

1.4K 121 61
                                    

Hace 10 años

Cuando tenía diez años yo era un chico normal. Literalmente. No tenía amigos, ni quirk. Ni siquiera era fuerte. Sólo era el nerd con el que se metían.

Pero un día todo cambió…

—¡Izuku, levántate o llegarás tarde!

Gruño, removiéndome entre las sábanas.

No me apetecía nada ir a clase.

Tras unos minutos de reflexión suelto un sonoro suspiro y me levanto de la cama, empezando a vestirme.

Al terminar agarro mi mochila y salgo de mi habitación. Llego a la cocina, me siento y empiezo a desayunar.

—Buenos días, cariño. ¿Como has dormido?—me pregunta mi madre.

—Bien—me encojo de hombros—, como siempre.

Termino de desayunar, agarro mi mochila y tras despedirme de mi madre salgo de casa.

Empiezo a caminar hacia el colegio. No me apetecía nada tener que ir a clase. Siempre era lo mismo. Era llegar y que se metieran conmigo. Me pegaban, me insultaban y se reían de mí. Y solo porque no tenía quirk.

Desgraciadamente había tenido que nacer sin quirk en un mundo con superpoderes. Mi sueño desde pequeño siempre había sido ser un héroe, pero desde que me entere de la realidad tuve que decirle adiós a mi sueño.

Desde entonces vivo mi vida como puedo. Viviendo como un humano normal y sufriendo constantemente los abusos de mis compañeros.

Suspiro.

Mierda de vida.

Llego al colegio y me dirijo inmediatamente a clase. Así evitaba encontrarme con quien no quería antes de tiempo.

Por suerte las primeras horas las pasé tranquilo, sin molestias. Lo malo llegó a la hora del recreo.

Estaba en mi sitio de siempre, almorzando. Cuando de pronto tres personas aparecieron en mi visión. Me tenso.

—Vaya, mirad a quien tenemos aquí. Al inútil sin quirk.

Ya empezamos.

Se acercan y me empujan, tirándome al suelo. Cierro los ojos preparándome para el golpe.

—¡¿Qué mierda hacen?! —escucho a alguien gritar.

Abro los ojos viendo aparecer ante nosotros a un niño de no más de seis años. Tenía sus manos en puños mientras miraba a mis agresores con furia.

—Dejadlo en paz ahora mismo—exige.

—¿Y que sino lo hacemos, mocoso?

—Os arrepentiréis. —jura, formando explosiones en sus manos.

Que guay.

Miraba la escena ante mis ojos muy sorprendido. ¿Por qué un niño me estaba defendiendo? Mejor dicho, ¿Por qué me están defendiendo?  Nunca nadie me había defendido nunca.

Al final esos tres se fueron corriendo muy asustados. El otro chico se acerco a mi.

—¿Estas bien? ¿Puedes levantarte? —pregunta extendiendome una mano.

En ese momento lo examinó más detalladamente. Pelo rubio cenizo y puntiagudo. Ojos brillantes y rojos. Y unas mejillas que te daban ganas de apretar. Era muy mono.

—S-Si, gracias —agarro su mano, levantándome.

A pesar de ser mayor que él, yo no era muy alto.

Todo por ti {Dekubaku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora