26. Hogar Dulce Hogar

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Bakugou tenía una gran sonrisa en su rostro, mientras era abrazado y mimado por unos brazos que lo hacían sentir protegido y amado. Su corazón se sentía tan feliz en esos momentos. Lo único que quería era estar junto a él. Para siempre.

—Deku.

—¿Sí?

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por salvarme. Si no hubieras llegado, no sé lo que hubiera pasado...

—Si no hubiera sido por mi...nada de esto habría pasado. Es mi culpa.

—No. No te eches la culpa. —agarra sus mejillas y lo mira a los ojos—. Nada de esto ha sido culpa tuya.

—Pero si yo no...

—Aunque no estuvieras, hubieran ido a por mí por el simple hecho de ser un héroe. Por lo que no te culpes por algo que no es tu culpa. Me salvaste de todas las formas posibles y me amaste como nadie lo hará jamás. Así que gracias. Gracias por salvarme y amarme.

—Gracias a ti por amarme y estar a mi lado.

Almas gemelas.

Así es como los describiría cualquier persona que viera la forma en la que se miraban. Se miraban con un amor tan puro y sincero que nadie sería capaz de negarlo ni de romperlo. La ternura con la que se miraban derretiría a cualquiera. Nadie sería capaz de negar lo obvio. Y tras lo que parecía una eternidad, dejan de mirarse, para en su lugar, unir sus labios con ternura.

—Te amo con locura, bebé. Gracias por ayudarme ese día. —Acaricia su mejilla con suavidad.

—Gracias a ti por secuestrarme. —sonríe, apoyadose contra su palma—. Y gracias por no rendirte nunca conmigo.

—¿Cómo podía rendirme? —sonríe, mirándolo con profundo amor en sus ojos—. Si lo único que hacia las veinticuatro horas del día durante todos esos años era pensar en ti y en lo mucho que te extrañaba. En mi mente y corazón solo existías y existes tú.

A esas alturas las lágrimas ya caían como cascadas de sus ojos. Lo abraza con fuerza, poniéndose a llorar sobre su hombro. El peliverde lo abraza, acariciando su cabello y dejando besos sobre sus mejillas.

Sonríe ante las cosquillas que le producían sus besos.

Justo en ese momento, la puerta se abre, haciendo que dejaran lo que estaban haciendo y se giraran hacia la puerta, observando a la persona que había entrado.

Al ver de quien se trataba, Bakugou se tensó, ya que jamás pensó volver a ver a esa persona. Jamás pensó volver a ver a la madre del peliverde. La última vez que la vio fue unos días antes de que Deku desapareciera. Después de eso no volvió a verla y como el peliverde ya no estaba, pensó que jamás volvería a verla. Pero al parecer se equivocaba.

Deku, en cambio, no sintió absolutamente nada. No veía a la mujer peliverde desde hacía muchos años y lo normal hubiera sido sentir algo. Pero al contrario de lo que todos podían llegar a pensar, ver a la mujer que le dio la vida, no le removió nada. No sintió anhelo, ni tristeza, ni siquiera alegría. Era como si no la conociera. Como si fuera una completa desconocida.

—¿Qué?

Bakugou lo miro sorprendido. Él había sido testigo de la fuerte unión que tenían madre e hijo. Por eso le extrañaba el comportamiento del peliverde con su progenitora.

¿Habría ocurrido algo entre ellos antes de que Deku se fuera?

¿Habría tenido eso algo que ver con su decisión de marcharse?

Todo por ti {Dekubaku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora