𝐔𝐍𝐎 | Después de ese día

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—— 𝚁𝚊𝚟𝚎𝚗 ——

—Kim Miyeon, ¿aceptas a Jeon Jungkook como tu esposo? Para amarlo y respetar; para estar con él en las buenas y en las malas; en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe —Pregunta el padre que estaba casando a mi mamá.

Mi mamá sonríe, sus ojos brillas como dos pequeñas piedras preciosas, y asiente con la cabeza.

—Sí, acepto. —Dice muy decidida.

El padre vuelve a preguntar lo mismo a Jeon. Él también responde con un "Sí" firme, muy seguro de pasar el resto de sus días con la pelinegra. Lo siguiente que veo es a mi mamá siendo besada por ese hombre pelinegro, fornido y apuesto que ahora es su esposo ante la ley y la casa de Dios.

Ni siquiera sé por qué se está casando por el religioso si ella no es muy devota del cristianismo.

Todos los invitados aplauden efusivos, algunos hasta silban y otros gritan por su próspera felicidades. Por otro lado, estábamos mi hermana y yo siendo las damas de honor de mi mamá en su boda, a nosotras solo nos quedaba aplaudir y forzar una linda sonrisa para la cámara que estaba capturando el momento del beso.

—Veamos cuánto le dura a Jungkook estar con mi mamá —dice mi hermana en voz baja—. Esta boda ha sido muy apresurada.

Tal vez Soo-ri tenga razón. Hace casi un año, Jungkook entró a nuestras vidas: si contamos cuánto ha pasado hasta el día de hoy, mamá lo presentó como su novio hace diez meses y hace cuatro meses fue la propuesta de matrimonio.

Sinceramente, quisiera ser como Soo-ri, pues desde un inicio le dió igual el nuevo noviazgo; solo se comportó bien con Jungkook por respeto, aunque a sus espaldas solo quería que este terminara con nuestra mamá. Sin embargo, vio que esa decisión de él no llegaría nunca cuando en la cena que ellos dos nos invitaron, Jungkook se hincó de rodillas frente a Miyeon para pedirle casamiento. Según Soo-ri, está segura de que mamá le realizó una especie de brujería para que le propusiera matrimonio.

Por otro lado, mi reacción fue casi inexistentes. No sentía ni felicidad o molestia por la relación; lo que sí no pude evitar fue tener mi atención en Jeon Jungkook. Ese hombre era todo un sueño. Su sonrisa, su rostro, su cuerpo y hasta su actitud se parecían a todos esos hombres que aparecían en las películas y en novelas de televisión; y si me permiten exagerar, podía afirmar que Jungkook era el hombre que aparecía en las novelas de romance que leía. Me gustaba mucho todo de él y, de cierto modo, me enamoré.

Me enamoré de la persona menos indicada para enamorarme.

Una cría de dieciséis años enamorada de un hombre de un treinta años.

Yo enamorándome del novio de mi mamá —ahora esposo—, con el que sueño todas las noches creyendo que me quiere a mí y prefiere estar conmigo.

Está mal que yo me haga ese tipo de ilusiones. Está mal que yo piense que Jungkook podrá verme como una mujer con quien podrá besarse sin prejuicios, cuando él está besando con toda pasión y sin prejuicio alguno a mi mamá.

Ver cómo la toma siempre de las caderas tan posesivamente al momento de besarla me hace querer envidiar a mi madre y querer ser ella. O sino ver en primera persona la sonrisa de Jungkook luego de haberla besado, sentir esas caricias en el rostro y escuchar esas palabras que le dedica siempre a mi mamá.

“Eres la mujer más encantadora que he podido conocer”.

“Tu sonrisa me mata”.

“Cariño, eres mi perdición... Te amo”.

Love me, Daddy » 𝐉𝐉𝐊 | +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora