Love me, Daddy » 𝐉𝐉𝐊 | +𝟏𝟖

𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐓𝐑𝐄𝐒 | Acercamientos

—— 𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔 ——

Trabajo en la empresa D'Charmant desde hace ocho años, desde que tenía veinticuatro, y siempre me esmeré por destacar entre todos mis compañeros a la par que trabajaba con ellos y forjaba una buena relación. No soy el tipo de ambiciosos que quieren alcanzar su éxito a costa de rebajar a otros. Siempre busqué la manera de hacerme notar entre los grandes jefes de la empresa, gente importante que me ayudarían a alcanzar mi éxito; al primero que conocí fue al señor Choi, jefe ejecutivo de marcas, compartí ascensor con él y aproveché el momento para presentarme y proponer ideas para la campaña que se aproximaba, el señor Choi quedó impresionado por mí y me ofreció el liderazgo de la campaña. Y con ese tipo de oportunidades que me daba la vida, poco a poco fui logrando mis objetivos.

Hasta que conocí a Miyeon.

Con ella también quise tener un acercamiento únicamente laboral ya que, si le agradaba, estaría alcanzando la cúspide máxima de mi objetivo. La forma en cómo conocí a Miyeon fue en una fiesta de lanzamiento de marca de la empresa. Todas las áreas estaban allí luego de una exitosa rueda de prensa y una pasarela. Su mano derecha, Son Kyujin, la hermana mayor de Songyi, fue quien me la presentó en dicha fiesta y le causé una increíble impresión. Hablamos de muchos temas esa noche y Miyeon siempre elogiaba mi capacidad de ver soluciones y mi creatividad.

Después de esa noche, Miyeon y yo nos encontrábamos en las instalaciones de la empresa por casualidades de la vida. Nos veíamos en mi área de trabajo, en el ascensor, en la cafetería y hasta en el estacionamiento. Siempre hablábamos y olvidamos las formalidades muy pronto para empezar a tratarnos como amigos. No obstante, algo empezó a cambiar dentro de mí cuando empecé a verla de otra manera, Miyeon comenzó a gustarme por ser ella misma; pero siempre supe que yo no llegaría a ningún lado con ella porque estaba felizmente casada.

Y vamos, Miyeon físicamente es hermosa. Buena estatura, cuerpo muy bien cuidado para ser una mujer que tenía alrededor de cuarenta años. Los años no pasaban por ella. Su cabello, su fino rostro, su forma de vestir, la manera en la que caminaba y hablaba siempre me parecieron su fuerte para conquistar a alguien. También tenía esa capacidad de cambiar de actitud al instante según la situación, si estaba con amigos, reía, si estaba con personas importantes, mostraba sus mejores modales e imponía autoridad y seguridad. Miyeon era la descripción perfecta del tipo de mujeres por las que me siento atraído.

Recuerdo aún la noche en la que me quedé hasta tarde trabajo y ella también. Me la encontré en la cafetería hurgando un poco de comida, hablamos un poco hasta que ella me confesó que se sentía atraída por mí tanto físico como emocionalmente. Nuestras pasiones nos condujeron a su oficina en donde hicimos el amor por primera vez.

Hice de ella mi mejor obra de arte. Conocí íntimamente cada parte de su cuerpo, lo besé, lo marqué. La calentura que emanaba nuestros cuerpos nos volvió muy salvajes, ninguno de los dos tenía el suficiente autocontrol como para detener este encuentro prohibido. Disfrutamos del otro toda la noche hasta que nuestro cuerpos perdieron la energía y caímos rendidos en el piso.

Desde esa noche supe cuál era mi lugar en su vida: su amante, y como tal no podía darme atribuciones como ponerme celoso si su esposo llegaba con un ramo de flores para ella. Pero mi amor por Miyeon fue escalando más y más hasta que lo nuestro se dejó de sentir como algo prohibido para pasar a ser algo verdadero.

Ambos nos dimos cuenta una vez que no pudimos ocultarlo más y demostramos que estábamos celosos de lo que pasaba. Miyeon me confesaba que ella esperaba a que la celara cada vez que me rechazaba por estar con su esposo y sus hijas, y yo estallé de celos cuando entré a su oficina y su esposo la estaba besando como yo lo hacía. Ese día también follamos mientras nos repetíamos que nos sentíamos enfermos por el otro y que nos necesitábamos de una manera tan desesperada.