𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄 | Todo se derrumba

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—— 𝚁𝚊𝚟𝚎𝚗 ——

Ya pasó una semana desde que Jungkook y yo fuimos atrapados en mi habitación por Miyeon. Seokjin regresó a vivir con nosotras para no dejarnos solas en lo que mi mamá estaba fuera de casa haciendo no-sé-qué. Por mi parte, desde que Jungkook ya no está en esta casa, han sido pocas las veces en las que he salido de mi habitación y he permitido que entren a esta.

Todas las noches lloro por lo que sucedió el día de mi cumpleaños. Simplemente recordar dicha escena me causaba escalofríos y un dolor en el pecho incomparable. También lloro porque extraño mucho a Jungkook, Soo-ri parece saber dónde está pero no me lo quiere decir; de seguro mi mamá le ha dado la orden de callar.

Por las mañanas solo bajo a la cocina para calentar agua y sacar mis sobres de té. Cuando pongo el agua en la tetera que Jungkook me regaló en mi cumpleaños vuelvo a subir a mi habitación para pensar y tomar una taza de té mientras tanto. Últimamente, mis lugares favoritos se han vuelto mi cama y la silla de mi tocador. Este último lo puse a un costado de mi ventana para mirar el cielo y encontrar una paz en las nubes, la cual no termino por hallarla porque me pasa aquello que otros viven cuando miran mucho las nubes, aquellas que van tomando forma según a mi punto de vista; después, mi cama me ha servido mucho para ocultarme cuando la luz ya comienza a fastidiarme y solo necesito oscuridad para llorar en paz.

Mi cuarto ahora es mi caparazón para todo aquello que está afuera.

Ahora estoy debajo de mis sábanas y escucho la puerta ser golpeado suavemente. Luego, oigo la voz de Soo-ri pidiéndome que le abra la puerta.

—No tengo ganas de hablar. Déjame. —Le digo desde mi cama—. ¡No quiero a nadie, por favor!

Y otra vez rompo en llanto por sexta vez en lo que va de la mañana. Siento que me sumerjo en un mar profundo y denso de tristeza, mi cuerpo se va quedando sin energía y poco a poco parece que me voy conviertiendo en algo inanimado que está en esta cama.

—Hermanita, por favor... No me alejes de ti —vuelve a hablarme Soo-ri—. Déjame entrar para consolarte.

—¡No quiero! ¡No quiero que nadie me consuele! —Grito con más rabia—. ¡Yo solo quiero a Jungkook aquí conmigo!

Escucho la perilla de mi puerta moverse, fijo mi mirada en ese lugar y veo a Soo-ri entrar sollozando a mi habitación. Se sube a mi cama y me abraza con fuerza. Todo su cuerpo tiembla, pero aun así parece querer protegerme de lo desconocido para mí. Llora conmigo mientras que va diciéndome que yo no necesito a Jungkook y que él fue quien me hizo daño, que no necesitaba de mi abusador.

Jungkook nunca fue mi abusador, nunca intentó dañarme. Yo hice todo; y si ellos dejaran que yo hablara, la que sería mal vista sería yo y no él.

—Yo fui la que provocó todo esto. —Finalmente hablo, aunque sienta que me están asfixiando. Soo-ri me suelta y se va apartando de mí lentamente, me mira confundida y pérdida—. Yo me enamoré de Jungkook hace tiempo. Yo lo seduje. Yo quise que él me besara, que se acostara conmigo... Que me diera todo su amor. Yo lo amo.

—Raven, no...

—¡Yo lo hice! —Espeto—. No me creas si no quieres, pero yo fui la que hizo todo esto... Jungkook al principio se rehusaba, dudaba mucho de lo nuestro; pero yo lo convencí de que lo nuestro era buena idea.

Soo-ri me mira como si fuese una completa extraña y eso hace que me sienta aún peor. ¿Y si ahora Soo-ri ya no me ve como su hermana? Estoy destruyendo todo.

Todo lo que amo lo estoy destruyendo de a pocos. Ahora Soo-ri también se irá y me quedaré sola.

—¿Desde cuándo? —Inquiere con su voz apagada.

Love me, Daddy » 𝐉𝐉𝐊 | +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora