𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄 | Todos mienten

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—— 𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔 ——

Pocos días después de la celebración arruinada de Año Nuevo, regresé a la casa de Miyeon para empezar a sacar mis cosas de nuestra habitación. Ahora estoy viviendo en el departamento que tengo con Raven, así que tan mal no la estoy pasando.

En la sala de estar de la casa me encuentro a Raven y a Soo-ri, ambas estaban distraídas en sus celulares hasta que llegué yo. Las dos hermanas me miraron con un rostro inexpresivo y el ambiente se volvió incómodo para los tres.

—Hola —les digo—. Solo he venido a... Llevarme mis pertenencias.

—¿Podemos hacerte una pregunta sin ofenderte? —Pregunta Soo-ri a lo que yo asiento como respuesta—. ¿Por qué le pediste el divorcio a mi mamá en Año Nuevo? Creemos que fue algo imprudente de tu parte.

—Lo lamento mucho por eso —les digo acercándome a ellas—. Pero ya no podía seguir mintiendo... Les soy sincero chicas, yo ya no amo a su madre y las discusiones de antes... Ya no podía más.

—Está bien —me dice Raven con una sonrisa. Ella está detrás de su hermana, la cual no la está viendo—. Soo-ri y yo te entendemos y también creemos que es lo mejor para todos.

Con las dos chicas fui hablando un poco más.

Soo-ri me comentó que había llegado en buena hora debido a que su madre ha salido desde muy temprano de la casa y hasta ahora no regresa. Además, ambas hermanas me invitaron a desayunar con ellas antes de salir a ver vestidos para la graduación de la rubia.

Raven aprovechó el momento para invitarme a su graduación a pesar de que ya no formara parte de su familia. Ambos compartimos unas sonrisitas antes de seguir desayunando con Soo-ri.

****

——𝙼𝚒𝚢𝚎𝚘𝚗——

La luz de la mañana se filtraba por los altos ventanales de mi oficina, tiñendo de una calidez engañosa la atmósfera tensa. En medio de una reunión crucial sobre diseños, mi mente se había extraviado en el recuerdo agudo de la conversación de Año Nuevo con Jungkook, un eco de palabras que me atormentaba.

Intentaba concentrarme en los bocetos y propuestas que se desplegaban frente a mí, pero los recuerdos eran como un aguacero implacable, ahogando mis pensamientos en un torbellino emocional. La mirada impasible de Jungkook al pedir el divorcio se grababa una y otra vez en mi mente, y la angustia se aferraba a mí como un abrazo doloroso e ineludible.

Minji, mi secretaria de confianza, percibió mi distracción, sus ojos centelleando con preocupación mientras los demás seguían con la discusión de los diseños. Aguardó pacientemente hasta que nos quedamos a solas para abordar mi evidente alteración.

—CEO Miyeon, ¿está todo bien? Parece distraída esta mañana —planteó Minji, su tono cargado de curiosidad e intriga.

Dejé escapar un suspiro pesado, incapaz de ocultar el pesar que me ahogaba.

—No, Minji. Estoy lidiando con... lo de Jungkook. Es demasiado —confesé, sintiendo la carga emocional aplastándome.

Minji, conocida por su curiosidad y su tendencia a meterse en asuntos ajenos, observó con atención.

—Es extraño que Jungkook haya tomado una decisión así de la nada. ¿Estás segura de que no hay alguien más involucrado? —sugirió, con una expresión inquisitiva, sus palabras revelando la preocupación que sentía por mí.

La mención de "alguien más" resonó en mi cabeza. La sombra de Songyi, la secretaria de Jungkook, emergió en mi mente. Recuerdos de su presencia en la fiesta de mi cumpleaños, su vestimenta provocativa y la manera en que parecía buscar constantemente la atención de Jungkook volvieron a mi mente.

Love me, Daddy » 𝐉𝐉𝐊 | +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora