17. Bocinas para el campeón

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Calma, aquello que las personas buscan desesperadamente cuando su mente no encuentra un objetivo.

Paz, aquello que añoran los que han vivido en el descontrol.

Esperanza, aquello que ruegan por mantener los que han sentido la desesperación.

Todo eso eran parte de lo que ahora rodeaba a Psíquico, quien meditaba en silencio.

-...

Su mente estaba yendo más allá de lo que sus sentimientos le limitaban.

Algo que se limitaba por control, algo para controlar o contener aquella cantidad tan inmensa de ambos lados.

En su mente habían dos lobos luchando uno en contra de el otro.

Un lobo era blanco, el otro era negro. Ambos luchaban ferozmente en su cabeza.

Psíquico hizo una seña de disgusto con su boca.

En ese momento el lobo blanco comenzó a ganar apuntó de matar al lobo negro.

Pero fue ahí cuando todo su entorno se perdió en el descontrol.

Un aura desconforme en una paleta de colores brillantes tomaban su alrededor.

-Rggh...

Pero con un simple gruñido todo cambio, ahora era el libo negro quien estaba tomando al blanco como su presa.

Pero fue ahí cuando la paleta paso a tener tonos opacos.

Nuevamente el descontrol comenzó a tomar todo el aura de Psíquico.

-... ¡¡!!

Fue ahí cuando este abrió sus ojos de golpe.

Su respiración era pesada y estaba sudando mares con una mirada cansada.

'Otra vez...'

Psíquico miro sus manos, notando como tonos blancos y negros habían en cada una de estas.

Intento unirlas, pero estas se separaban como si de dos imanes se tratarán.

-Debo elegir entre ser un ángel o un demonio, abandonando todo lo que me ofrece el otro lado.

Recordó aquellas palabras que había escuchado alguna vez.

Eso le dolió, pues el no quería renunciar a ambos lados de su propia humanidad.

Reír sin llorar, sufrir sin gozar, amar o odiar.

Psíquico solo suspiro cansado cuando ya había terminado de intentarlo por ahora.

*Suspiro*

-Nada cambia...

Psíquico noto algo mientras vagaba en sus pensamientos, abriendo la puerta con su telekinesis.

De esta se vio a Sapo, quien se miraba asombrado.

-¡Woah! ¡No hagas eso!

Por el susto Salazar termino saltando de los brazos de Sapo, dirigiéndose hacia Psíquico.

Este lo tomo con su telekinesis para hacerlo levitar a su alrededor.

-¡Ribitt!

Psíquico sonrió levemente al ver la divertida escena de Salazar, aunque Sapo eliminó eso con una frase.

-¡Estoy aburrido! ¡Hay que ir a hacer algo!

-No.

-¡Hace mucho que ya no reclutamos a nadie!

-No... Lo hacíamos por que era necesario que nosotros fuéramos.

-¿Por qué ya no lo sería?

-Por que no había un nosotros, solo era Mimo el que no quería tenerte aquí y me mandaba a sacarte de paseo.

Konoverso : Dos caras de la misma monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora