55. Un fallido intento

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Formaban un semicírculo en torno a él, muchos no pudieron contener la respiración de lo que se aproximaba.

Querían palabras firmes salieran de su boca, que alumbrara la oscuridad de la desesperación dentro de sus mentes.

Anhelaban por toda la existencia, que solo una palabra de parte de él...

Les diera ese sentimiento nulo de luz que se estaba viendo opacado entre todo el abismo inconmensurable de oscuridad.

Y ese era la esperanza.

Habían escapado por poco de la muerte en una ocasión anterior, gracias a Mimo.

Él fue el que, con escasos recursos, ideó un plan tan ingenioso que los libró de la aniquilación segura.

Así que, si las circunstancias eran básicamente las mismas, debía tener otro plan.

¿No es así?

¿No era así?

La respuesta para esas dudas...

Era un rotundo no.

-¡¡Hemos perdido!!

La esperanza es una actitud o un estado de ánimo que combina el realismo con el optimismo.

La convicción de que es posible un cambio positivo y la disposición a establecer y perseguir un objetivo para lograrlo.

Pero ese concepto no tenía cabida en este caso.

Esto no era un cuento de hadas o de ciencia ficción, donde el protagonista, a pesar de enfrentarse a enormes adversidades, consigue el tan aclamado final: "Y vivieron felices para siempre".

Esto era la realidad.

Y en esta realidad, no había personajes principales. Solo víctimas de una derrota aplastante.

-... ¡!

Las palabras llegaron a Mimo, que tenía la cara de asombro. En ese instante, la realidad le cayó encima como una losa, y la luz de la esperanza se fue en la oscuridad de la desesperación.

Habló rápido y despacio a la vez, tratando de convencerlos:

-Solo necesitamos un último esfuerzo... Ya sé dónde está la base principal.

En el fondo, sabía que eso era solo una mentira para él mismo.

Quería engañarse, quería olvidar que todo se había ido al traste.

Pero, al decirlo en voz alta, sonaba a tonterías, a cosas sin sentido.

Nadie podía creer lo que decía.

La variante, furiosa, se le plantó delante.

-¿Un último esfuerzo? ¿¡Un último esfuerzo!? ¿¡Cómo puedes pedirnos un "último esfuerzo"!?

El olor a metal le irritó las narices a Mimo, pero él no mostró ninguna emoción en su cara.

Solo se quedó callado ante el grito desesperado.

-¡Mira a tu alrededor! Éramos muchos... ¡Muchos! ¡¡Y ahora solo quedamos 29!! ¡Mientras los demás morían! ¿Dónde estabas tú?

El brazo de la variante, tenso de rabia, se alzó en un gesto de impotencia y cólera.

-... Me atraparon.

-¿Atraparon?

La palabra "atraparon" retumbó en el aire como una piedra en su pecho. Su cara, antes serena y segura. Ahora mostraba emociones confusas.

Konoverso : Dos caras de la misma monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora