30. Rugido audaz

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La victoria en un enfrentamiento no se limita a la fuerza física; la estrategia desempeña un papel fundamental.

 A lo largo de la historia, la estrategia ha demostrado su capacidad para nivelar el campo de juego, incluso cuando un oponente es más poderoso en términos de fuerza bruta. 

La inteligencia, la planificación y la adaptación son clave en la estrategia. 

En última instancia, puede ser el factor decisivo tanto en el campo de batalla como en la vida cotidiana.

Las estrellas, tímidas y parpadeantes, apenas lograban perforar el espeso velo de nubes que cubría el cielo, arrojando una luz mortecina sobre los escombros de la ciudad. 

Donde antes se alzaban rascacielos resplandecientes, ahora solo quedaban esqueletos carbonizados y pilas de escombros humeantes.

De un momento para otro, todos los distritos de Tokyo se volvieron una zona de guerra.

Tantos soldados de la AVT, como las variantes de ambos bandos se enfrascaron en un enfrentamiento sin precedentes.

Entre esos enfrentamientos, se destaca uno en particular.


***


En medio de este paisaje desolado, Otome corría sin aliento, sus pasos resonando en el pavimento agrietado. 

El aire estaba cargado de un silencio inquietante, solo interrumpido por el eco lejano de los escombros que caían y el susurro del viento entre las ruinas. 

Los letreros destrozados parpadeaban intermitentemente, como los últimos latidos de un corazón agonizante, y las calles se retorcían y desmoronaban como las venas de un cuerpo moribundo.

Otome se adentró en una calle estrecha y oscura, rodeada de edificios derrumbados. La única luz provenía de la luna, que se asomaba tímidamente entre las nubes.

—Tengo que calmarme… Relájate… Relájate…

Trató de estabilizar su respiración. Cuando finalmente se recompuso, observó un espejo caído frente a él.

Su cabellera rubia y ojos azules reflejaban que era una variante de Kazuma Satou con cambios muy drásticos en su cuerpo.

Sin embargo, este mismo conservaba ligeramente la apariencia original.

Con la diferencia de su color de pelo y ojos.

—Ay… ¿En qué diablos me metí?


***


Volviendo a través del tiempo, por unos instantes se deja atrás esta contienda sin cuartel.

La mansión, rodeada de exuberantes jardines y bosques frondosos, emanaba una atmósfera de grandeza y esplendor. Las ventanas adornadas con vitrales dejaban pasar la luz dorada del atardecer, creando un juego de colores y sombras en su interior.

Dentro de sus salones, nobles de alta cuna se movían, vestidos con ropajes de seda y terciopelo, mientras los sirvientes atendían cada uno de sus deseos.

—Señorita Katarina, permitidme decir que ilumináis esta estancia con vuestra presencia.

—¡Oh, ¡cómo vuestro encanto supera incluso el resplandor de las estrellas!

—Mis ojos solo anhelan posarse en vos, señorita Katarina.

Katarina, aunque agradecía las atenciones, se sentía cada vez más sofocada por la presencia constante de los hombres a su alrededor. Respondía con nerviosismo:

Konoverso : Dos caras de la misma monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora