35. La presa de la bestia

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La más antigua y más fuerte emoción de la humanidad...

Es el miedo.

Y el más antiguo y más fuerte tipo de miedo...

Es el miedo a lo desconocido.

Este actúa como un instinto primordial que impulsa a cualquier ser pensante a alejarse de las amenazas en busca de la seguridad y la protección que ansían.

—¡Carajo, carajo!

Dentro de su mente atormentada, los pensamientos horrorizados de Archiduque lo atormentaban sin tregua, impidiéndole encontrar con claridad la salida.

En consecuencia, los largos pasillos para archiduque se volvieron tan curvados y confusos que parecían un laberinto sin salida.

CRIIISH*

Las piernas de Archiduque se congelaron, como si un manubrio invisible las hubiera frenado en seco.

—¡...!

El sudor frío le recorría la frente y se deslizaba por su mejilla, una dolorosa realidad se apoderaba de su mente.

"Nunca debí haber venido aquí."

Arrepentimiento y miedo se entrelazaron en el pensamiento de Archiduque.

Mientras observaba, tembloroso, delante suya estaba la figura de Liche.

Mientras observaba, tembloroso, delante suya estaba la figura de Liche

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—Después de llegar tan lejos, estas comenzando a arrepentirte. ¿No es así?

Este se encontraba en el centro del complejo, cerca de una estatua que fungía como fuente, esperándolo con una sonrisa siniestra.

—¡Gk!

Archiduque no perdió ni un segundo, sus manos se convirtieron en el epicentro de un cataclismo flamígero azul.

FUUUUSH*

Un tsunami azul brotó de sus manos con la furia de un dragón, abrasando todo a su paso. Ni el acero más resistente podría resistir semejante inferno.

El oxígeno se consumía a su alrededor, y el aire estallaba en una explosión ensordecedora. El ataque impactó directamente a Liche, envolviéndolo en el manto de las llamas.

Ahora las llamas amenazaban con consumir todo el complejo y reducirlo a cenizas.

Sin embargo...

Fuu~

—Vamos amigo...

Como el soplido del viento en los inviernos más fríos, las llamas de Archiduque se apagaron, dejando un vacío en el espacio que antes era un infierno ardiente.

Lo que antes era una masa de fuego voraz, ahora se transformó en un remolino de oscuridad y cenizas que danzaban en el aire.

—¡¡¡!!!

Konoverso : Dos caras de la misma monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora