62. Primogénito del Fallo (2)

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La luz inundaba el cielo, que se rasgó como una cortina para dejar caer una catarata de energía que lo iluminó todo con un brillo cegador.

Mimo y Corrupted se vieron envueltos en un torbellino de alas doradas y destellos de luz radiante.

El poder y la autoridad que emanaban de aquel fenómeno eran superiores incluso a los de Cronos.

Incluso superior a la que Corrupted había mostrado hasta ahora.

El cielo se quebró en grietas doradas, de las que emergieron seres con tres pares de alas.

Junto a ellos un ejército de seres alados pareció detenerse del radiante reboloteo.

Truuuuush*

Los seres alados tenían tanta autoridad que Mimo los comparo a cada uno con Cronos.

‘Serafines…’

En las memorias del Monarca, Mimo había aprendido sobre la cosmología y historia de toda la creación.

Al igual que el Monarca podía dividir sus poderes directamente en entes con conciencia propia en fragmentos llamados: “siervos”.

El Gobernante había creado a los “serafines” como su compañía y escolta, siendo que cada uno podría ser igual o incluso más poderoso que un primogénito.

Uno de estos se mantuvo levitando en un lugar fijo por encima de Mimo.

El serafín miro a Mimo antes de dirigirle palabra.

-¿Tu eres el que osa poner en riesgo a toda la creación, falla? – dijo el serafín con un tono autoritario

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-¿Tu eres el que osa poner en riesgo a toda la creación, falla? – dijo el serafín con un tono autoritario.

-…

Mimo se quedo en silencio mientras miraba fijamente a los ojos del serafín.

-De ser así entonces te catalogaremos como la amenaza que eres, pues este caso es la excepción a nuestro tan sagrado voto.

Lo que había causado Mimo al liberar la autoridad es provocar tal caos en el sistema que toda la creación se vio amenazada.

Una fuerza como ella no tenía control, era los errores que tanto Monarca como Gobernante siempre evitaban.

Por eso, en un instante, el ejército de la vida puso a Mimo en la lista máxima, lista en la que el propio Valac y otros primogénitos figuraban.

Era una carga imposible de sacudirse una vez dentro, pues era más grande que cualquier título.

Mimo cerró sus ojos unos segundos para pensar.

Después de eso, no se mordió la lengua para responder.

-¿Y qué tal si te vas a la mierda?

-¡Como has dicho! – grito el serafín enojado por la falta de respeto.

Konoverso : Dos caras de la misma monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora