CAPÍTULO 17

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Miércoles 13 de noviembre

Miss Bennet aún no se sentía bien esta mañana, y Caroline y Louisa insistieron en que se quedara en Netherfield hasta que esté totalmente recuperada. Si hubieran insistido tan vehementemente si no estuvieran aburridas es dudoso, pero como el tiempo está mal y deben quedarse en casa, están ansiosas por persuadirla de que se quede.Bingley insistió en enviar por Mr Jones, el boticario, tan pronto como supo que no estaba mejor. "¿Es realmente necesario?" le pregunté. "Tus hermanas parecen pensar que no es más que
dolor de garganta y migrañas".

"No se sabe hasta dónde un dolor de garganta y migraña pueden llegar", dijo Bingley.

Una nota fue enviada a Mr Jones, y otra a la familia de Miss Bennet, y bajamos a desayunar.

Estábamos aún en la sala de desayuno algo más tarde cuando escuchamos algo en el hall de entrada. Caroline y Louisa echaron un vistazo por encima de sus tazas de chocolate, mirándose inquisitivamente y luego a su hermano. "¿Quién podría venir a esta hora, y con este tiempo?" preguntó Caroline.

Su pregunta pronto fue respondida ya que la puerta se abrió y vimos a Miss Elizabeth Bennet. Sus ojos estaban brillantes y sus mejillas sonrojadas. Su ropa mostraba signos de que había caminado, y sus botas estaban cubiertas de barro. "Señorita Bennet!" exclamó Mr Hurst, mirándola como si fuese una aparición.

"Señorita Bennet!" repitió Caroline. "No ha venido a pie?" preguntó, horrorizada, observando sus botas y su falda, que tenía seis pulgadas (quince centímetros) de barro.
"Si", dijo ella, como si fuera lo más natural del mundo. "Caminar tres millas (cinco Km) tan temprano!" dijo Caroline, mirando horrorizada a Louisa.

"¡Y con este tiempo tan terrible!" exclamó Louisa, devolviendo la mirada. Bingley parecía preocupado pero no asombrado. "Miss Elizabeth Bennet, que bueno que ha venido", dijo, levantándose y tomándole la mano. "Su hermana no está bien, me temo".

Caroline se había recuperado de su asombro. "Vamos, Charles, no la inquietes", dijo. Se volvió a Miss Bennet. "No es nada más que una migraña y un dolor de garganta. No durmió bien, pero ha mejorado esta mañana. Aún así tiene fiebre, creo, y no está lo suficientemente bien para dejar la habitación".

"Por supuesto", dijo Bingley. "La llevaré inmediatamente".

"Debe Usted tener frío y está mojada", dijo Bingley, mirando a Elizabeth con consternación.
"No es nada". Dijo ella, "Frecuentemente camino en las mañanas. El frío y la humedad no son un problema para mi. ¿Donde está Jane? ¿Puedo verla?".

No pude evitar pensar en que su cutis brillaba por el ejercicio, aunque me pregunté si debería haber caminado tan lejos sola. Si su hermana hubiera estado peligrosamente enferma, tal vez, ¿pero por un resfriado? Charles dejó el salón con Miss Bennet. Caroline y Louisa, sintiendo su responsabilidad como anfitrionas, los siguieron. Bingley volvió pronto,dejando a sus hermanas en la habitación de la enferma.

"Deberíamos irnos", dije, mirando el reloj. Habíamos arreglado un encuentro con algunos de los oficiales para jugar al billar. Podría decir que Bingley no quería ir, pero lo persuadi de que sería ridículo si se quedara en casa porque la amiga de sus hermanas tenía un resfriado. Parecía que iba a protestar, pero tiene el hábito de escucharme y seguir mi consejo. Estoy complacido de eso. El coronel Forster habría pensado que era muy extraño si cancelaba el compromiso con un pretexto tan leve. Volvimos a la casa tarde ese día y a las seis y media nos sentamos a cenar.

Miss Elizabeth Bennet estuvo con nosotros. Se veía cansada. El color había desaparecido de sus mejillas y sus ojos estaban sombríos. Pero tan pronto como Bingley preguntó por su hermana ella se volvió más animada.
"¿Cómo está su hermana?" preguntó Bingley.

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