A pesar de como se había gestado en un principio el hábito, Alan siempre había amado la tranquilidad que le otorgaba la jardinería: el suave aroma de las flores, el olor a tierra recién mojada, el cosquilleo de la piel bajo el sol en verano y la facilidad para concentrarse olvidándose de todo lo demás. Le gustaba creer que se parecía a su madre en eso, nunca pudo preguntárselo porque lamentablemente había muerto demasiado pronto, al igual que su padre. No obstante, sabía que una de las primeras cosas que había hecho con su magia era cuidar a las flores, fortalecerlas incluso.
Ninguno de sus amigos o compañeros lo había sabido nunca, siempre habían pensado que había olvidado todo lo que estaba relacionado con sus padres. No creía que mucha gente lo fuera a entender, quizá Lucy lo habría hecho. Se permitió recordar entonces cuánto ese chica amaba las clases de Fitología del instituto Nausbord.
No solía permitirse caer en la nostalgia, hacia ya cinco años que había dejado todo eso atrás, mentiría si dijese que no le había costado cerrar esa parte de su vida. Desde que se fue no había vuelto a pisar el mundo mágico, no se había atrevido a mirar Actualidad Mágica para ver como habían resultado las cosas.
Aún era fresco en su memoria el día que casi había muerto y vuelto a la vida al darse cuenta de que algo lo había protegido. Cómo Yon, su ex mejor amigo, acompañado de sus padres adoptivos, había llevado su supuesto cadáver a las puertas del mundo mágico de la capital Botan, como si fueran meros desconocidos. Como se lo había enseñado a sus amigos, como Lucy había llorado y gritado por su muerte. Los sonidos desgarradores seguían aferrados a su mente. Pero aún así nunca vaciló en su decisión. Sabía que había perdido y al mismo tiempo cumplido su parte, luchó como se lo habían pedido sus compañeros, luchó como se lo había dictado parte de su conciencia. Él quien tan solo tenía dieciocho años en ese entonces, se podría decir que se sacrificó por una guerra en la que no creía.
Nunca esperó ser tan afortunado como para tener una segunda oportunidad. En el momento en el que descubrió que seguía vivo a pesar de que esa flecha cargada de magia le había golpeado en el pecho de lleno, no tuvo que pensarlo mucho. Los motivos por los que seguía vivo los comprobó después.
Hacerse el muerto no fue tan difícil, ni siquiera Yon se regodeó tanto como hubiese imaginado, tenía prisa por acabar con todo. Su oportunidad llegó cuando lanzaron su cuerpo al lado de unos escombros y de unas casas medio derruidas. En el fulgor de la batalla había sido fácil deslizarse sin que nadie se diese cuenta, su cuerpo había permanecido olvidado atrás de todo y él lo había aprovechado. Se alejó cuanto pudo, atravesó un bosque y solo ahí en medio de todo, se permitió comprobar que había ocurrido. Alan casi se rio al ver que la flecha había dado de lleno en una caja metálica que contenía el sello que daba acceso a su cuenta bancaria del banco. Se lo habían dado al alcanzar la mayoría de edad apenas hacía unos meses y él tan paranoico de que alguien lo robase lo llevó siempre encima. Corrió un poco más hasta que pudo teletransportarse a la siguiente ciudad más cercana y así usar las puertas e ir al mundo humano.
Sus parientes se habían asustado al oír que alguien aterrizaba en su casa. Jonás, su padre adoptivo, lo recibió con un atizador y su madre adoptiva Luisa, con su varita. Alan había caído de rodillas a los pocos segundos de llegar apretando su pecho en un intento por respirar. Sus tutores por primera vez parecieron preocupados por él, su hermano corrió hacia él preguntando como estaba. Le ayudaron a sentar su cuerpo tembloroso en el sofá y contra todo pronóstico, por primera vez les habló de algo que le había sucedido en Nausbord y en el mundo mágico con todo tipo de detalles. No esperó ningún tipo de consuelo, únicamente lo hizo en un intento de dejarlo salir todo pero su madre lo abrazó, le prometió ayudarlo. Y si bien le abrió las puertas de su hogar nuevamente declinó, no quiso ponerlos en más peligro, hubiese sido más fácil que descubrieran que estaba vivo, tenía que alejarse de todo. Supo que esa vez iba a ser diferente.
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Bajo máscaras
Teen FictionFINALISTA DE LOS WATTYS 2023 Alan Márquez, anteriormente conocido como Enzo Serra o sucesor del bando oscuro, huyó del mundo mágico al mundo humano cuando se le dio por muerto. Tras cinco años del final de la guerra nadie conoce su paradero y contin...