Desde que Alan había empezado a salir con Yon, a veces tenía menos trabajo porque Yon decidía ayudarle. Otras veces más que ayudar incordiaba y acababa saliendo con él fuera para evitar conversaciones absurdas como la que habían tenido no hacía mucho.
—¿No te aburres todos los días rodeado de tantas plantas? Si por lo menos hablaran... sería más entretenido.
—A mi me hablan.
—¿En serio? —y cuando Alan asintió sin mirarle añadió—: ¿Y qué dicen?
—Unas veces simplemente dicen: «ni se te ocurra ponerme al lado de ese, no quedo nada bien», y otras veces cuando se forma una extraña armonía: «bueno... nos llevamos mejor de lo que parecía».
Yon bufó.
—Ese eres solo tú intentando no volverte loco.
—Son las plantas hablando a través de mí.
—Olvídalo, ya estás loco. Deja eso y salgamos un rato.
—Tengo trabajo.
—Venga, salgamos —insistió.
Alan rodó los ojos.
—¿Cine? Hay una película que quiero ver.
O más bien que odiarás.
—Lo que sea, cualquier cosa es mejor que esto.
Alan se aseguraría de poder trabajar durante un tiempo tranquilo después de eso. No había nada mejor que llevar a un mago de verdad a ver una película de fantasía protagonizada por la noción que tenían los humanos de los magos y de la magia. Alan sonrió para sus adentros mientras terminaba de podar un bonsái y subía a su casa a cambiarse por algo decente y que no estuviese manchado.
Alan miró como la mano de Yon se balanceaba con cada paso que daban y por su mente pasaron distintas formas de cogerle la mano, pero cuando casi había tenido el impulso se había echado atrás porque pasaba alguien o simplemente porque no se terminaba de atrever, y todo eso mientras Yon le hablaba de lo absurdo que retrataban los humanos a los magos en la película que acababan de ver.
Una mujer que pasaba cerca de ellos, empujó lo suficiente a Alan al pasar que junto con su intento, acabó por deslizar su mano en la de Yon. Yon se giró a mirarle y ambos se sonrieron, Alan más avergonzado que nunca en su vida. En un intento de dejarse de sentir como un niño con su padre entrelazó los dedos con los de él y apretó suavemente, intentando ocultar su sonrisa cuando Yon le devolvió el ademán y lo besó.
No estaban yendo a ningún lugar en específico, simplemente estaban aprovechando la tarde del fin de semana paseando sin rumbo fijo. Lo bueno de ser magos era que apenas sentían el frío de enero por los hechizos de calentamiento, lo aplicaban a la ropa y esta se mantenía siempre caliente. Hubiese sido mejor calentar su propio cuerpo pero afortunadamente ninguno de los dos era tan estúpido como para hervir su propia sangre.
No había mucho bullicio en las calles a esas horas pero aún así, había gente de compras o reunida alrededor de un grupo de músicos que estaban tocando en ese momento con violín la melodía de claro de luna. Alan sería capaz de reconocer esa canción en cualquier sitio, versionada por quien fuera y con cualquier instrumento, siempre lo hacía cuando salía en las películas. Sofie se la había puesto un millón de veces cuando se conocieron y había llegado a apreciarla pese a no ser un fanático de la música clásica.
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Bajo máscaras
Teen FictionFINALISTA DE LOS WATTYS 2023 Alan Márquez, anteriormente conocido como Enzo Serra o sucesor del bando oscuro, huyó del mundo mágico al mundo humano cuando se le dio por muerto. Tras cinco años del final de la guerra nadie conoce su paradero y contin...