CAPÍTULO 6

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—Tu gran cumpleaños se acerca —dijo Deneb pasándole un brazo por encima de los hombros.

—Espero que hayáis conseguido detener a Sofie esta vez —dijo Alan mientras miraba a Soohyun de reojo que se encogía de hombros.

—Igual que siempre —confesó Edward.

—O sea que no —gimió Alan.

—No hay quien la detenga, ya lo sabes —dijo Deneb sonriendo.

—Decidme que no habrá un montón de gente que ni siquiera conozca.

—Lo intentamos —dijo Soohyun—, pero no iba a dejarlo pasar.

—Estupendo, creo que... seguiré bebiendo este ron con cola por toda la eternidad.

—¡Bebamos! —gritó Deneb por encima de la música ambiente del bar, elevó la copa y el resto lo imitó.

Alan odiaba las fiestas. Tampoco le había gustado especialmente celebrar su cumpleaños nunca. Al fin y al cabo, vivió en un orfanato gran parte de su vida. Eso había significado compartir su cumpleaños con todos los demás niños. Incluso uno había cumplido el mismo día que él, lo cual significó que los dos tuviesen que compartir las velas y soplar a la vez. Probablemente no le hubiese importado demasiado si se hubiese llevado bien con los otros niños, pero la mayoría tendía a meterse con él, exceptuando a Yon.

Yon siempre había estado ahí para él y Alan siempre pensó que lo estaría, pero las cosas habían cambiado cuando a Yon lo habían adoptado dos años antes de empezar el instituto. Hasta entonces habían estudiado en el orfanato con todos los demás niños.

No es que estuviese celoso, a él lo habían adoptado casi al mismo tiempo, pero de alguna forma... la familia de Yon que era tan estricta y amorosa a partes iguales al parecer, habían hecho que se alejara de él.

Por lo visto, aunque Alan tuviese gran poder mágico, no era lo suficientemente bueno para él. Y a partir de ahí... bueno, por mucho que Yon dijese que no, habían empezado a distanciarse. Al parecer en el instituto no era buena idea hacer pequeñas bromas a los demás. No importaba que Yon las hubiese hecho con él en el orfanato.

Yon se había vuelto un estirado y él... bueno, había estado resentido. Ahora, con veintidós años, sabía que se había comportado como un idiota, que las decisiones que había tomado estaban mal y que solo por él mismo estaba en la situación en la que estaba. Pero parecía que nadie podía entender que todos eran idiotas cuando eran jóvenes y que todos podían cambiar. Era difícil cambiar cuando todos te veían de una determinada forma, había tenido que esforzarse mucho para llegar hasta aquí, probablemente solo su familia había llegado a conocerlo realmente en esos años. Estaba claro que Yon no lo había hecho.

Pero desde que se habían conocido, Sofie se encargaba de celebrar los cumpleaños y eran fiestas enormes. De hecho, no le gustaban especialmente ni siquiera las multitudes, no le gustaba que los demás le mirasen. No era paranoico, es que de hecho lo habían llegado a perseguir, había tenido que esconderse y había tenido que pelear. En el mundo mágico, nadie era nunca lo que parecía, por eso el mundo humano era un respiro muchas veces aunque añorase aquello.

Alan sintió un cosquilleo molesto en la nuca que lo sacó de sus pensamientos y se giró hacia un lado pero no vio nada extraño. Decidió que no era nada y se concentró en la charla de sus amigos. Porque por una vez, tenía amigos de verdad. Aún cuando hubiesen llegado luego de pensar que había perdido toda esperanza.

Bajo máscarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora