La siguiente semana pasó rápida, amenizada por una nueva forma de entretenimiento. Dago y Alan no se vieron pero compartieron notas mágicas como colegiales. Simplemente escribirían algo y lo mandarían inmediatamente a donde estuviese la persona. Alan no fue quien lo inició, él nunca se hubiese atrevido después de lo que le había costado su negocio cuando lo descubrió Dago. Aún se maravillaba de no estar en prisión. El mundo mágico había empeorado: oprimían a la población con leyes estúpidas como esas, pero también había mejorado en algunas cosas.
El inductor de todo el asunto de las notas había sido Dago, hasta ahora Alan no había tenido que borrar la memoria de nadie porque claro, no tendría forma de explicar que una nota simplemente había caído del techo. Por esa misma sensación de peligro inminente, le sorprendía que Dago hubiese iniciado el intercambio. Lo cual cómo no, lo cabreó un poco, era otra forma de hipocresía del gobierno, él no podía tener un pequeño negocio y Dago simplemente podía mandar notas mágicas arriesgándose a que cualquiera las viera y meterlo a él en un compromiso. Alan había evitado salir de su casa sino era imprescindible por esa misma razón. Los hechizos de olvido solo se recomendaba que los usara el personal sanitario y en casos de trauma, así que si hacía uno estaría infringiendo más de un delito. Y siendo sinceros, hacía años que no apuntaba a nadie con su varita.
La semana de Yon en cambio había sido la más divertida que había tenido en mucho tiempo. No había podido ver a Alan por todo el trabajo que tenía, en estos días parecía acumularse y había tenido que centrarse. Probablemente se debía a que había perdido demasiado tiempo con sus visitas frecuentes al boticario de Klein. Y las notas que había empezado a mandar para paliar el aburrimiento eran una distracción ahora, se había convertido en una especie de adicción esperar a que la nota apareciera, una sensación de cosquilleo en su interior parecido a la adrenalina que le hacía anticiparse a las respuestas que le llegaban.
Algunas eran sobre sus aficiones, al parecer Alan disfrutaba de leer en su tiempo libre y su trabajo era más una afición que amaba que algo con lo que ganarse el sustento. Envidiaba eso, mientras él no encontraba nada entretenido en su labor. Aunque gracias a su trabajo había encontrado a Alan. Desgraciadamente de Enzo Serra seguía sin haber nada, ni rastro después de cinco años, era frustrante, había creído conocerlo lo suficientemente bien como para encontrarlo en los primeros meses pero nada, habían hecho cundir el pánico en el mundo humano para nada.
Una parte de él le decía que quizá, hubiese muerto y su cuerpo simplemente se hubiese disuelto en polvo, pero hasta él sabía que era estúpido, los cuerpos no desaparecían ni se desintegraban, eso solo ocurría en los libros y en las películas. En cambio, Miguel, un compañero de su equipo, había propuesto que quizá, algún fanático había cogido su cuerpo y lo tenía enterrado o embalsamado en alguna parte como una especie de trofeo. En su opinión, eso era asqueroso y repugnante, tener a alguien idealizado hasta tal punto era peligroso, sobre todo cuando los ideales de Enzo habían dejado mucho que desear. Su ex amigo siempre había sido el más impulsivo de los dos, el que siempre lo había arrastrado a los problemas. Era lo que sus padres le habían dicho: una mala influencia. Al principio, le había costado mantener las distancias con él, pero viendo en lo que se había convertido y en cómo había acabado cada uno... estaba claro que tenían razón. Nunca hubiese pensado que Enzo careciese de toda moral como para torturar a alguien y mucho menos matar.
Yon suspiró y sabiendo que necesitaba un poco de aire fresco, cogió papel y anotó:
Voy a tu casa.
Toco la nota con su varita y desapareció.
Estoy ocupado fue la respuesta inmediata.
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Bajo máscaras
Teen FictionFINALISTA DE LOS WATTYS 2023 Alan Márquez, anteriormente conocido como Enzo Serra o sucesor del bando oscuro, huyó del mundo mágico al mundo humano cuando se le dio por muerto. Tras cinco años del final de la guerra nadie conoce su paradero y contin...