CAPÍTULO 2

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Freen despertó al siguiente día con un dolor de cabeza, aunque no tenía ningún otro síntoma que delatara su resaca. La usual luz brillante del sol filtrándose por las persianas cerradas de su ventana fue reemplazada por el suave retumbar de un trueno a lo lejos. Sin ánimos de abrir los ojos, miró desde la comodidad de su cálida cama hacia la ventana cubierta, detestando de antemano el hecho de que iba a ser unos de esos viernes lentos de lluvia.

Dejando su cama, Freen abrió las persianas para observar el día afuera. Era miserable. La lluvia no se había detenido desde la noche anterior y el sol no se veía por ningún lado.

Freen miró desde su departamento a las calles brumosas y se dió cuenta que el carro de Nam estaba estacionado.

Como si de una señal mental se tratase, Nam irrumpió por la puerta con el periódico de ese día en la mano.

—¡OH. POR. DIOS! —gritó mientras se dirigía a donde Freen estaba parada.

—Buenos días, Nam. Pasa —bostezó mientras se dirigía a su armario para sacar el abrigo más cercano. Una pila sucia de su uniforme de fútbol ocupaba una buena parte del suelo en el pequeño espacio y creaba un olor indeseable que trató de ocultar cerrando la puerta.

Ni siquiera estaba segura de porqué se había apuntado para jugar un deporte en el cual no estaba interesada, pero su amiga Mind había insistido y no pudo decir que no. Distraída, regresó su atención a Nam, quien parecía más hiperactiva de lo normal. Pensaría en el fútbol después.

—¡No me extraña que te hayas quedado hasta tarde anoche! —exclamó Nam ignorando el comentario sarcástico de Freen.

—¿De qué estás hablando? —cuestionó mientras se colocaba la prenda de lana sobre su cabeza.

—Todo el mundo está hablando de ello —continuó Nam mientras se paseaba de un lado a otro de la habitación aferrada al periódico.

—¿Hablando sobre qué, Nam? —Freen se frotó la frente, como si de alguna manera el movimiento hiciera desaparecer el dolor que sentía. Nam se detuvo en seco y abrió el periodico que parecía haber sido abierto y cerrado en al menos veinte ocasiones diferentes.

En primera plana había una enorme fotografía, borrosa pero fácilmente reconocible, de Freen y Rebecca sentadas en el bar tomadas de las manos.

Su boca se abrió en horror al leer los titulares.

¡FAMOSA Y COQUETA!

Una fuente le revela a Allentown Daily que la famosa actriz Rebecca Armstrong fue vista en un club la noche anterior y se le vio muy cercana y personal con la contadora local Sarocha Chankimha.

Se ha rumorado que la superestrella se ha mudado para filmar una nueva película y salió anoche disfrazada en un intento, creemos nosotros, de ser normal.

Lee más en la página 6.

—¿Cómo saben mi nombre? —Freen tragó en seco.

—Espera, espera; se pone mejor. Ve a la página seis —Nam hablaba rápidamente mientras observaba como las cejas de Freen se levantaban.

Dándole vuelta a las páginas lentamente esperando que en la página seis hubiera una historia completamente diferente, sabiendo muy bien que ese no sería el caso, se sentó en la cama y encontró la página que temía ver.

En dos páginas completas había varias fotografías de ella y Rebecca y una gran fotografía de ellas dos besándose en el callejón la miraba directamente.

Muchas preguntas corrían por la cabeza de Freen. No estaba consciente de quién era esta chica Armstrong, pero parecía que la chica que conoció anoche no solo era famosa, sino que era super duper famosa.

Una Noche Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora