CAPÍTULO 7

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Después de esperar casi dos horas en la fría y silenciosa sala de emergencias a que estuviera disponible un doctor, Freen sentía que en cualquier momento podía explotar por la combinación de impaciencia y dolor.

El dolor en su hombro estaba más allá de lo que Freen podría considerar humano y cualquier movimiento, incluso una inhalación de aire, era excruciante.

Después de otra media hora en la que Noey, Nam y Baitoey se acercaban a la recepción para preguntar cuánto más tendrían que esperar, finalmente llamaron el nombre de Freen.

Varias cabezas se levantaron cuando se dieron cuenta de que ella era la chica de todos los artículos de periódico; personas en parejas o grupos comenzaron a susurrar mientras que los pocos que estaban solos simplemente la miraban con curiosidad.

—Hola,, señorita Chankimha; mi nombre es Jessica. Disculpa la espera, ha sido un día ajetreado —dijo la doctora. Era mayor de lo que Freen esperaba, tendría unos cincuenta y tantos años y su tono estaba bordeando el aburrimiento mientras caminaba con Freen y sus amigas por los pasillos de la sala de emergencias.

—Está bien —Freen se quejó al tomar una respiración profunda antes de tomar otro pasillo con Jessica. Nam iba a su lado mientras Noey y Baitoey las seguían de cerca.

—¿Necesitan todas estar aquí? —el tono de la doctora era casi grosero pero no lo suficiente para que Nam le respondiera de manera ofensiva.

—Sí, somos sus amigas —Noey respondió antes de que Nam tuviera la oportunidad de hacerlo, extendiendo el brazo para invitar a Freen a entrar al consultorio e ignorando la mirada desaprobatoria de Jessica.

—Sería más práctico si solo se quedara una de ustedes.

—Nosotras nos iremos —comenzó Baitoey antes de que Noey pudiera perder la calma—, Nam, quédate aquí. Nosotras nos iremos a buscar a los demás.

Tan pronto terminó de hablar, Baitoey estaba sacando a Noey por la puerta, dando una mirada de disculpa a la doctora.

—Es determinada —se rió Jessica, sintiéndose un poco más relajada después de esa divertida muestra de amistad.

—Quiere ser abogada —Freen sonrió cuando notó el cambio de ánimo de Jessica.

—Bueno, hizo una buena elección de carrera. Tomen asiento.

Nam y Freen rieron suavemente antes de sentarse en las sillas disponibles y observar cómo la doctora abría una pequeña carpeta que ambas asumieron eran los formularios que habían llenado unas horas antes.

—Así que estabas jugando fútbol y te empujaron.

—Básicamente —Freen masculló, manteniendo su hombro y brazo en la posición más cómoda que podía encontrar.

—Con solo verlo, puedo decir que está dislocado, pero con ese moretón definitivamente necesitaré una radiografía. En cuanto al dolor, te daré algo de Oxicodona y tal vez Morfina. ¿Vas a conducir?

—No.

—Perfecto, te enviaré a hacer la radiografía de inmediato. No tomará mucho tiempo ya que esto es algo urgente.

La doctora se giró hacia la laptop en su escritorio y comenzó a teclear con agresividad. Poco después, se imprimió un formulario desde la impresora y las envió por el pasillo hacia otra sala de espera.

Esperaron menos de diez minutos cuando llamaron a Freen, para el descontento de Nam, le pidieron que esperara en la sala.

—Hola, mi nombre es Justin y seré quien te haga las radiografías. Tengo algunas preguntas antes de comenzar, ¿estás embarazada?

Una Noche Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora