CAPÍTULO 9

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Freen se encontraba sentada en el asiento trasero de la Range Rover mientras Mason conducía con calma a través del tráfico matutino. Aunque ya había pasado la hora pico, se sentía extraña por no ir a trabajar, pero con su lesión en el hombro no había forma de que pudiera hacerlo. Saint fue bastante comprensivo cuando ella lo llamó temprano esa mañana, insistiendo en que se tomara todo el tiempo que necesitara y que le hiciera saber si él podía ayudar en algo.

Becky se había salido bastante temprano para ir al set de su película y decidió que si Freen salía con sus amigas, Mason iría con ella. Así que ahí estaban, entrando a la autopista y dirigiéndose hacia la ciudad.

Mason estaba en silencio y el zumbido del carro no era lo suficientemente fuerte como para bloquear sus pensamientos. Apartó la mirada de la ventana para mirar a Mason y reunió la suficiente fuerza para hacer trabajar sus cuerdas vocales.

—Mason —su voz se quebró, haciendo que aclarara su garganta inconscientemente.

—¿Sí, Señorita Chankimha? —Freen se movió ligeramente incómoda ante su formalidad—. Quiero decir, ¿sí, Freen?

—¿Por qué siempre estás tan callado?

—A la Señorita Armstrong le gusta el silencio.

—¿Por qué?

—Su vida consiste en nada más que ruido constante y multitudes, unos momentos de silencio son muy apreciados por ella.

Freen se mantuvo en silencio por unos minutos y comprendió lo que Mason le decía, parecía tan lógico aunque eso no explicaba por qué Becky no confiaba en ella.

—Si me permites hablar con franqueza —Mason la miró por el espejo retrovisor, buscando el permiso de Freen para continuar; ella asintió cautelosa—. Ella te aprecia mucho.

—Siento que no confía en mí.

—La confianza no se le da fácilmente.

—Pero, ¿por qué? —Freen observó cómo la ceja de Mason temblaba nerviosamente, sabiendo que había hablado de más.

—Ella confía en ti más de lo que crees —se recuperó rápidamente antes de tomar la esquina en la calle que conducía hacia The Brew; la pequeña cafetería estaba a la vista para que él pudiera vigilar a Freen desde la distancia, por órdenes de Becky.

Suspirando, Freen sabía que la conversación había terminado y se dispuso a salir de la camioneta.

—No olvides que tienes la cita con el especialista a la una.

—No voy a tener mucho tiempo para ponerme al día con las chicas.

Freen no había agendado la cita, lo hizo Becky e insistió en que viera a alguien que ella conocía. Sabía perfectamente que Becky había agendado a esa hora para minimizar el tiempo en público.

—Vas a tomar solo un café, ¿cuánto tiempo necesitas para eso? —Mason compartió una pequeña risa con Freen antes de que ambos miraran hacia la cafetería.

—Claramente no has conocido a Noey.

—Oh, la conozco. La abogada, ¿verdad? —Mason sonrió al recordar a Noey y su confianza en el estacionamiento del hospital, lo que hizo que Freen levantara una ceja ya que durante el incidente estaba fuertemente sedada por los medicamentos.

—Sí, bueno, ella vive a base de cafeína.

—La mayoría de los abogados lo hacen, ahora ve o no tendrás nada de tiempo con ellas.

Freen le agradeció y se despidió antes de dirigirse hacia The Brew. No se había dado cuenta hasta ese momento de lo relajado que el guardaespaldas parecía a su alrededor. Estaba agradecida porque realmente no soportaba las formalidades tanto de él como de Becky.

Una Noche Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora