CAPÍTULO 29 PT. 2

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—Señorita Armstrong, soy el detective Logan, ¿está herida? —un oficial estaba junto a ella en el momento que salió de la casa. Mason estaba consciente, pero apenas; aunque no era una herida fatal, había perdido suficiente sangre como para estar extremadamente débil.

Los paramédicos se hicieron cargo de Mason en el momento en que se les fue permitido, las luces azules y rojas parpadeaban por todas partes en el oscuro cielo, había patrullas de policía dispersas por toda la calle, bloqueando el acceso a lo que ella suponía eran los medios de comunicación y otros ciudadanos. Sin embargo, a pesar de toda la seguridad, los residentes de la calle que aún estaban en sus casa estaban afuera investigando o mirando por sus ventanas.

—Debe ser revisada por los paramédicos —el hombre declaró cuando ella no respondió; estaba demasiado concentrada en qué decirle porque no había forma de que lo enviara lejos con Freen aún dentro, pero ¿estaba poniendo a su prometida al no hacer lo que le habían dicho?

—No, necesito que averigüe cómo sacar a mi prometida de esa casa sin herirla y antes de que se ponga más enferma. ¿Me entiendes? —comandó brutalmente, tenía la esperanza de que hubiera una manera de sacar a Freen sana y salva sin lastimarla ni a Kim. Supuso que eso era lo que la pelinegra querría, incluso si su ex era una psicópata.

—Rebecca, gracias a Dios —casi gritó Derek mientras se abría paso entre la multitud de policías—. ¿Estás bien? ¿Qué pasó? Vamos, necesitamos sacarte de aquí, hay cámaras absolutamente por todas partes.

—Derek, no me voy hasta que Freen esté fuera de esa casa sana y salva.

—¿Qué? ¿Ella todavía está dentro? —Derek miró al detective que se mantenía ocupado hablando con sus hombres, que estaban fuertemente armados y cubiertos con lo que parecía ser un chaleco antibalas.

—Rebecca, las cosas podrían complicarse, podrías resultar herida —dijo casi tímidamente ante su dominancia.

—Aprecio la preocupación, pero desafortunadamente no me voy —dijo con firmeza antes de volver hacia el detective, sin darle absolutamente ningún tiempo a Derek para formular una respuesta—. ¿Por qué todos estos tipos están cargados con enormes cantidades de equipo?

—Señorita Armstrong, realmente necesito que se aleje y sea evaluada por un paramédico; sacaremos a Sarocha sin problemas.

—Escúchame, si entran allí a lo loco con armas, alguien saldrá gravemente herido, o peor, y no perderé a la señorita Chankimha, que es como deberías dirigirte a ella. Kim Smith está mentalmente inestable y si pones en peligro a mi prometida, te aseguro que será algo de lo que te arrepentirás —Becky lo dijo en voz baja pero lo suficientemente alto para que el detective y su equipo la escucharan— No me importa si destruyen la casa, pero asegúrate de que Freen salga de allí con vida, y rápido; se veía muy enferma la última vez que la vi —Becky tomó una respiración profunda antes de darse la vuelta y casi chocar con un joven paramédico.

—Lo siento, señorita Armstrong —tartamudeó tímidamente antes de intentar continuar—. Yo... su guardaespaldas no nos permite llevarlo al hospital. Ya ha perdido demasiada sangre —Becky frunció el ceño y miró detrás del paramédico, se acercó al lado de Mason en el momento en que lo vio.

—¿Por qué no vas estás yendo al hospital? —preguntó con una ceja levantada.

—Tengo que quedarme aquí hasta que sepa que todos están a salvo —gruñó en voz baja, claramente terco pero muy débil.

—Mason, aprecio todo lo que has hecho por mí, pero no puedes negarte la ayuda que necesitas. Ahora, acuéstate en esta ambulancia y deja que te lleven al hospital. Tienes una esposa y una hija en casa —Mason miró hacia abajo por un momento antes de recostarse en la camilla dentro de la ambulancia donde había un paramédico sentado esperándolo.

Una Noche Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora