Una Noche Para Recordar

CAPÍTULO 5

—Kim... —la mujer más alta se encontraba entre el marco de la puerta y Freen, no dejando ninguna oportunidad de ser empujada fuera. Sonrió de manera burlona, sabiendo que eso hacía que Freen se derrumbara bajo su presión.

—Veo que de repente tiene buen gusto en moda —dijo Kim mientras observaba a Freen de arriba abajo, notando cómo la nueva ropa resaltaba su cuerpo

—¿Qué haces aquí? —Freen trató de cerrar la puerta, pero sabía que era inútil cuando Kim metió el pie y entró a la fuerza al apartamento.

—Quería ver si estabas lista para volver conmigo —se rió antes de darse la vuelta y mirar a Freen quien permanecía en su posición cerca de la entrada.

—¿No crees que si lo estuviera, estaría en tu apartamento en este momento? —respondió rápidamente, su confianza brillando a través de su ingenioso y agudo comentario, algo que Kim no esperaba.

—Muy divertido —Kim dijo sarcásticamente antes de darse la vuelta y caminar por el apartamento como si fuera suyo.

Freen la observaba cuidadosamente, atenta a cada movimiento como si el siguiente pudiera ser peligroso; sabía muy bien el porqué Kim estaba ahí. Freen cerró la puerta y se frotó la cabeza, esperando a que estallara la tormenta.

—Kim, creo que deberías irte —dijo Freen alejándose de la puerta y acercándose a la morena, tratando de evitar contacto visual con Kim lo más posible.

—No hasta que te des cuenta de lo mucho que me has extrañado.

—Ya lo he superado —respondió con confianza, lo cual no le agradó a Kim.

—Ya veo —Kim miró hacia el piso, donde el artículo del viernes que Freen originalmente había arrojado a la basura había encontrado su camino hacia la pequeña sala, totalmente arrugado—, ¿con Rebecca Armstrong?

Hizo la pregunta como si la sola idea fuera la cosa más absurda que hubiera escuchado en toda su vida.

—¿Qué te importa eso? —respondió Freen de manera distante.

—Oh, no me importa, pero al parecer le importa al mundo entero —Kim recogió el periódico y observó las fotos y el artículo.

—Eso no debería estar ahí —Freen miró las fotos y odió a la persona que las tomó; era un momento mágico e íntimo y, aun así, todo el mundo lo había visto.

—Es una lástima. ¿Recuerdas cuando solías besarme así? —la más alta se burló mientras arrugaba el periódico en una bola y lo pateaba hacia Freen, ridiculizando sus sentimientos con la acción.

Freen miró hacia abajo, la imagen tenue de ella y Rebecca seguía siendo visible, lo que la hizo sonreír. Todavía era una noche perfecta, no importaba cuánto alguien intentaran arruinarlo, ellas aún tendrían sus conversaciones y sus propios secretos.

—Lo recuerdo —finalmente habló y miró de nueva cuenta a Kim, cuyos ojos estaban llenos de curiosidad—, pero lo arruinaste.

Kim se acercó a ella de manera amenazante, lo que en el pasado habría hecho que Freen se acobardara y retrocediera, pero en cambio se mantuvo fuerte y continuó.

—Hubo un tiempo en el que teníamos algo especial, pero lo arruinaste. No sé mucho sobre relaciones, Kim, pero sé que merezco algo mejor que esto —señaló entre las dos—. Y merezco a alguien mejor que tú.

Kim parecía desconcertada por la confianza de Freen y la manera en la que estaba manejando la situación, pero tan pronto como las palabras tomaron sentido, la más alta perdió el control.

Se lanzó contra Freen y la empujó contra la pared, presionando su antebrazo contra su garganta. Freen luchaba en el agarre e intentaba apartarse, pero sin querer hacerle daño a Kim sería imposible.