Una Noche Para Recordar

CAPÍTULO 26

Becky había dormido intermitentemente durante la mayor parte del vuelo, mientras Freen pasaba la mayor parte del tiempo mirando por la ventana. No era un vuelo largo, pero era lo suficientemente largo, al parecer, para que Becky durmiera bastante.

Mason iba sentado frente a ellas, con la cara enterrada en un periódico, mientras su esposa sostenía a su hija, quien en realidad se había portado bien durante la mayor parte del vuelo, solo llorando cuando el avión despegó, lo cual aparentemente era normal en los bebés.

Freen se sorprendió de lo rápido que habían empacado todo, de cómo rápidamente la casa empezó a parecer menos y menos como un hogar mientras los chicos de la mudanza se llevaban todo lo que necesitarían para la próxima casa. Menos de cuatro días completos habían pasado y todo estaba empacado y enviado a la casa en Los Ángeles que Becky y Freen habían elegido juntas.

A Freen le gustaba eso, e incluso había convencido a Becky de que cuando consiguiera trabajo ayudaría a contribuir a con los gastos; aunque sabía que no podría contribuir a ninguna hipoteca porque Becky tenía al dinero suficiente para comprarla, especialmente porque este nuevo lugar era significativamente más pequeño y menos grandioso que las últimas dos casa que Becky había tenido -algo que a Becky le gustaba-, habían llegado a un compromiso cómodo y hasta Mason y Derek estaban contentos. Derek había ordenado aparentemente medidas de seguridad adicionales, como cercas y un sistema de cámaras, pero aparte de eso, todos parecían estar felices.

El cartel de cinturones de seguridad se iluminó de repente, y la primera reacción de Freen fue esperar lo peor; sin embargo, momentos después, el piloto anunció que estarían aterrizando pronto y obviamente los cinturones de seguridad eran necesarios.

Freen miró alrededor a los otros ocupantes de la cabina de primera clase, había muchos hombres mayores con trajes, algunos con la cabeza apoyada en una almohada o en un periódico. Freen sintió ganas de reírse de lo fuera de lugar que se sentía, pero cuando sus ojos se posaron en una mujer, probablemente en sus cuarenta, la vio sentada con una adolescente que hacía lo posible por no mirar a Freen ni a Becky. Freen sonrió cuando hizo contacto visual con la chica, quien instantáneamente se ruborizó, sonrió y luego apartó la mirada.

—¿Estamos aterrizando? —la voz de Becky interrumpió los pensamientos de Freen, y tuvo que regresar a la realidad en lugar de analizar a las personas.

—Sí, creo que sí, o al menos estamos por hacerlo.

—Lo siento, me quedé dormida. Ha pasado un tiempo desde que estuve en Los Ángeles, y Derek dice que debería esperar publicidad, así que necesitaba mi sueño de belleza —Becky bostezó mientras hablaba, asegurándose de cubrir su boca de manera elegante.

—En primer lugar —Freen comenzó en voz baja—, definitivamente no necesitas dormir para mantenerte hermosa, eso ya lo tienes cubierto, pero en segundo lugar, creo que ya tienes una fan por ahí —Freen señaló con la cabeza hacia la chica, que una vez más miraba en su dirección pero rápidamente apartó la mirada cuando la atraparon.

—Las ventajas de ser una celebridad, supongo —declaró Becky con calma antes de buscar a la persona a la que Freen se refería.

Cuando encontró a la chica, se aseguró de hacer contacto visual con ella y sonreír. La adolescente sonrió en respuesta cuando logró ocultar su rubor y su sorpresa. Becky la saludó con la mano antes de volver a mirar a Freen.

—Creo que le hiciste el día a esa chica —dijo mientras volvía a mirar a Becky.

—Bueno, tú hiciste el mío.

—¿De qué manera? —Freen sacudió la cabeza ligeramente, sorprendida por el comentario, pero decidió seguir la corriente.

—¿Realmente pensabas que iba a pasar por alto ese cumplido sobre mi sueño de belleza? —preguntó Becky para luego besar la mejilla de Freen antes de apoyar la cabeza en su hombro—. Te amo, Freen.