Una Noche Para Recordar

CAPÍTULO 28

—Tal vez deba convencer a Earth para mudarnos a Los Ángeles. Me gusta mucho más aquí —dijo Nam mientras sorbía su café. Llevaba una semana con Freen y Becky, y era una compañía agradable, sobre todo para Freen, ya que Becky pasaba la mayor parte del día trabajando.

Después de que Nam y Freen se recuperaron del primer día de Nam en L.A., decidieron hacer turismo y compras. Becky organizó que Duncan las acompañara en público, principalmente por seguridad, pero también porque necesitaba a Mason con ella ya que estaba viajando más por trabajo; no eran viajes largos, pero lo suficiente como para que fuera directamente a la cama en cuanto llegaba a casa.

—Tú amas Nueva York —señaló Freen, con la mente en otro lugar.

—Sí, lo sé, pero a veces me gusta ver el cielo.

—Nueva York no es tan malo —bromeó la pelinegra mientras daba un gran sorbo a su café—. Bueno, tal vez sí lo sea, no lo sé; nunca me gustó lo suficiente como para quedarme el tiempo suficiente como para descubrirlo. Además, ¿Los Ángeles no es básicamente Nueva York pero en la playa?

—Es cierto, pero L.A. tiene a mi mejor amiga.

—Bueno, yo no me mudaría. Becky y yo no sabemos qué haremos después de que termine de filmar esta película; podría ser que nos mudemos de nuevo, pero no le digas eso a nadie.

—¿En serio? ¿A dónde se mudarían?

—Creo que Becky preferiría un lugar tranquilo —Freen buscó con la mirada a Duncan, quien caminaba no muy lejos detrás de ellas y le dedicó una sonrisa rápida antes de mirar alrededor del centro comercial. No estaba segura de por qué era necesario su presencia, pero nunca cuestionaba a Becky, y con Kim todavía prófuga, no era como si realmente quisiera oponerse de todos modos.

—¿Y tú? ¿Dónde te gustaría mudarte? —preguntó Nam, ajena a las distracciones de Freen.

—Um, no lo sé, donde sea que vaya Becky, estoy feliz —se encogió de hombros, se sentía nerviosa pero no sabía por qué. Tal vez era la presencia de Duncan, o el hecho de que sentía que la estaban observando, aunque eso siempre pasaba cuando estaba en público, pero ese día era diferente. Todo y todos a su alrededor parecían estar en tensión, excepto Nam, por supuesto, que seguía siendo inocentemente ajena.

—Aw, ¡es tan lindo! —Nam se rió y luego tiró su vaso de café en el contenedor más cercano.

Habían estado caminando sin rumbo fijo, no había tienda en la que quisieran entrar especialmente porque la gente intentaría hablar con ellas. Freen notaba que incluso Nam estaba un poco harta de las miradas y las preguntas constantes, aunque últimamente los medios de comunicación parecían haber dejado en paz a Becky, lo cual a Freen le habría parecido interesante si no estuviera tan contenta de no ser el centro de atención de las noticias por una vez.

—Diablos, no sé cómo haces esto de las compras; está empezando a molestarme con toda la gente mirando.

—¿En serio? Pensé que estarías disfrutándolo.

—Lo estaba, pero después del cuarto día ya había tenido suficiente.

—Tranquila, al menos cuando llegaste aquí por primera vez, las noticias fueron amables contigo. Creo que Bec estaba preocupada de que inventaran algún tipo de infidelidad.

—Pfft, los medios desearían que fuera gay.

—Muy graciosa —Freen rodó los ojos antes de volver a mirar a Duncan. Él le dedicó una mirada curiosa antes de dar dos pasos extra grandes para alcanzarlas.

—¿Está todo bien, Freen? —preguntó con preocupación.

—Sí —dijo mientras seguía caminando—, creo que estoy lista para volver a casa. Hemos tenido suficiente con las compras y turismo por hoy —miró a Nam en busca de una señal de que la chica estaba de acuerdo con ella.