Mazikeen
17 de diciembre de 2015
Caminaba por las calles de Nueva York, por la noche con una sudadera negra, cubriendo mi cabeza y cabello con una capucha, pantalones anchos y botas gigantes militares.
Me gusta parecer un hombre para no ser atacada a las una de la mañana.
Seguía los pasos de un hombre de unos cuarenta años, por la información que me llegó de mi padre.
Los barrios por donde andaban eran de mala muerte, gente que se drogaba, borrachos por todas partes. Me da asco.
Vi como giraba una esquina, me quedé apoyada en esta misma viendo cómo entraba a uno de los edificios. Cambié mi sentido subiendo por las escaleras de emergencia que siempre están detrás de estos.
Subí las escaleras de forma sigilosa viendo una única luz encendida, sonreí de forma sádica con solo pensar en el proceso de su fin.
Con uno de mis cuchillos abrí el seguro de la ventana sin hacer una pizca de ruido. Di pasos sigilosos hasta la habitación donde estaba instalado. Me asomé viendo porno infantil en el ordenador, sonreí de forma aún más espeluznante solo con pensar en cortarle la polla.
Sigilosamente me acerqué a él, hasta que lo tuve suficientemente cerca dándole un golpe en la nuca dejándole inconsciente. Su cabeza chocó contra el teclado.
Lo aparté tirándole al suelo. Le até las manos y los pies, le puse en la boca un trozo de cinta de embalar. Dejé su espalda apoyada en la pared.
Agarré su ordenador. Me senté en la cama poniendo esto en mi regazo, empecé a mirar toda la información que tenía.
Redes de pedofilia, mafias involucradas, hasta la puta iglesia estaba involucrada en esto. Me cabrea tanto.
Metí mi disco duro en uno de los USB pasando toda la información a este y mandarle todo esto a mi padre, acabar con esta mierda. Hasta guarde fotos de niños de manos de dieciséis años incluso videos que me daban arcadas.
Escuché un quejido de parte del ser que no me rece vivir, ser llamado hombre no lo merece. Giré mi cabeza para mirarle con seriedad, él me miraba con furia, no es la primera vez que recibía esa mirada.
Cerré el ordenador sacando el disco duro. Me levanté de la cama con el aparato en la mano y me agaché mirando sus ojos directamente. Sonreí con maldad, no sabe lo que le espera. Hice un movimiento de karate con mi mano dándole en su nariz dejándole inconsciente de nuevo.
Agarré un cubo de basura echando en este el ordenador, con alcohol que fui a buscar a su cocina lo eché por encima. Saqué un paquete de cerilla, encendí una con un rápido movimiento de muñeca, lo eché sobre el alcohol empezando a arder.
Guardé todo lo que saqué por todos mis bolsillos. Puse en mi hombro el gran cuerpo del tío, y salí por donde vine hasta mi coche que no estaba muy lejos.
Le metí en el maletero, sé que nadie diría nada, apenas transitaba nadie a estas horas de la noche.
Llegué a casa. Aquí en Estados Unidos puedo torturar y matar plácidamente, aunque no pueda escucharlos gritar porque molestan a los vecinos.
Subí con el gran cuerpo que pesaba más que yo hasta mi piso que estaba en un cuarto.
Entré en mi piso, que no era el más ordenado, soy un desorden total. Vi desde la puerta la silueta de mi gato Salem, un gato gigantesco negro, parecía una pantera.
Cuando cerré la puerta me maulló, sonreí levemente de forma dulce, siempre me alegro de ver a mi gato.
Tiré al pedófilo con brusquedad, no soy amable con personas como él. Aparté mi gigantesco sofá, poniendo una silla de tortura. Senté al desgraciado en él, desaté sus muñecas y sus tobillos. Lo até con cuerdas a la silla.
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Amor perverso ✓ Completa [#II Saga emperadores de la mafia]
Romance⚠️SE RECOMIENDA LEER EN ORDEN POR LOS SPOILERS ⚠️ Mazikeen González Viví una vida no muy sana, llena de sangre y lágrimas. Fui entrenada por mi padre adoptivo convirtiéndome en la mejor torturadora y asesina del rey de la mafia. Vivo una vida solita...